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Colombia es belleza. De eso casi nadie debe tener duda. Pero quedan muchos rincones por descubrir. Nos falta saber más de esos lugares con “Héroes sin lauros”, esos “Pueblos altivos y bravíos” y llenos de ilusiones y sobre todo, con aroma a café.

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Así es Planadas, un municipio ubicado en el sur del departamento del Tolima, literalmente el último rincón de la región. Es un pueblo de campesinos y de indígenas, rodeado de montañas, con paisajes inigualables, con gente pujante, emprendedora, pero principalmente orgullosa del rinconcito donde nacieron y seguros de lo que puede llegar a representar este para Colombia.

Este municipio, donde más de la mitad de su territorio es selva virgen, busca dejar atrás el estigma del conflicto armado. Hoy, las conversaciones en sus calles giran en torno al futuro y a la reconstrucción de su identidad. Como dice Don Camilo Enciso Suárez, presidente de la Asociación de Productores Ecológicos de Planadas (Asopep): “Los planadunos se están redescubriendo”.

Un nuevo comienzo

Planadas tiene 101 veredas, lo que habla de lo difícil de su topografía. Sus caminos van conectando, entre montañas, una comunidad predominantemente campesina dedicada al cultivo de café, fríjol y plátano, entre otros.

Una de las veredas del municipio es Marquetalia, esa misma donde en los 60′ fueron creadas las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. Es el pueblo donde nació el conflicto armado. Por esto, sus pasajes están llenos de historias, muchas de ellas negativas.

La guerra hizo que por mucho tiempo el municipio y sus pobladores estuvieran marcados por un asterisco. Muchos de sus habitantes, principalmente los mayores de 60 años, relatan que para salir o entrar al pueblo era una odisea, pues solo con que en sus cédulas se leyera que eran de Planadas, ya eran objeto de requisas, discriminaciones y hasta de violencia.

“Nosotros queríamos subir con comida o con semillas para sembrar café y nos quitaban todo, decían que eso era para la guerrilla”, son frases comunes que se escuchan en el pueblo.

Hoy, el panorama es distinto. Siguieron adelante. El acuerdo de paz, gestiones regionales y locales han hecho que las nuevas generaciones hayan encontrado en el café una razón para mirar hacia adelante.

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En Asopep, que es solo un ejemplo de muchos que existen en este lugar, hay más de 75 niños dedicándose a estudiar el café. No solo están aprendiendo a cultivarlo, también se preparan para ser catadores. El sueño de cada uno de ellos es llegar a ser profesionales relacionados al café, sea creando su propia marca – varios de ellos ya la tienen -, ganar concursos y llevar el nombre de su pueblo natal a lo más alto.

Alcaldía de PlanadasNiños estudiantes de la Asopep, en Planadas, Tolima.

Por esos niños, y por los cientos de caficultores, trabajadores, y todos sus habitantes, que ya no hablan de otra cosa sino del café, es que Planadas tiene otra mirada, huele diferente, y por supuesto, sabe muy bien. Se ha transformadoen una tierra de oportunidades.

Y los actores de la paz vienen de diferentes partes y culturas. Por ejemplo, en Gaitania, uno de los corregimientos de Planadas, se firmó el primer acuerdo de paz que logró un pueblo indígena con las Farc. Se trata del cabildo indígena Nasa Wesx, quien bajo el mando del gobernador indígena Virgilio López Velasco, en 1996, acordaron el cese de las agresiones y los enfrentamientos con los guerrilleros presentes en la zona para la época.

Alcaldía de Planadas Niñas del cabildo indígena Nasa Wesx, en el corregimiento de Gaitania, en Planadas, Tolima.

Ahora, también en Gaitania, el resguardo indígena convive cerca del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) vereda El Oso, de firmantes de paz, exguerrilleros. Lo mejor, ambos resguardos cultivan café y hasta tienen sus propias marcas, que ya se venden incluso en Ibagué, la capital del Tolima.

Juan BravoImagen del ETCR en la vereda El Oso, en el corregimiento de Gaitania, Planadas, Tolima.

El Café, motor de paz y desarrollo

“El café es la bebida de la paz”, es una frase que suelen repetir los niños en Planadas. Esta bebida, que fue durante el conflicto armado una de las excusas para enfrentamientos entre guerrilleros y soldados, también es la razón por la cual existen más de 25 marcas propias creadas por planadunos, muchas de ellas vendiéndose en tiendas en la región y otros departamentos.

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Se cultiva café, pero se vive el café. Y no es de ahora, es solo que en la actualidad cuando se menciona a Planadas toda la región habla del “mejor café del mundo”. Es café de calidad. Orgánico. Natural. Los planadunos repiten con orgullo que al café del municipio, el tercer mayor productor de toda Colombia, es libre de químicos.

En el pueblo sacan pecho porque hay tres caficultores que han ganado la Taza de la Excelencia, un concurso que busca seleccionar los mejores cafés del país, promover la calidad y posicionar a sus productores: Edith Enciso (2006), Astrid Medina Pereira (2015) y Duberney Cifuentes (2023).

Y lo mejor es que cada año en el concurso entre los finalistas casi siempre están varios de Planadas. Además, en los concursos infantiles sobre café, también los niños planadunos son constantemente protagonistas.

El café, que literalmente es para todo en Planadas, también está sirviendo para el turismo. En la Finca Cafetera La Leona, por ejemplo, propiedad de don Afranio Enciso y su familia. El predio, que cuenta con más de 70 hectáreas, 22 con cultivos de café, también ha conservado una gran parte de selva, lo que produce que sea visitada constantemente por distintas especies de aves de la región.

Alcaldía de PlanadasDon Afranio Enciso, dueño de la Finca Cafetera La Leona, en Planadas, Tolima.

En La Leona no solo cultivan café, también se presenta la experiencia de saber de primera mano cómo es el proceso. El visitante se da cuenta de lo natural del grano al enterarse, por ejemplo, que don Afranio mide la humedad con sus propias manos, algo que no le discute nadie después de 40 años de experiencia.

A Planadas se llega, de forma más rápida, desde Neiva, en el Huila. El viaje por tierra, de unas cinco horas, está lleno de paisajes inigualables, con cascadas y charcos, la mayoría del río Atá. También se va encontrando fincas, campesinos, trabajadores, todos llenos de alegría mientras ven que están recibiendo visitantes.

Quienes llegan a Planadas no quieren irse. Es un lugar de tranquilidad, naturaleza y hospitalidad. Como dice su himno, es una tierra de “Héroes sin lauros”, un “Pueblo altivo y bravío” y, sin duda, el “Sueño fecundo de Dios”. Además, es la cuna del mejor café del mundo.

AlcaldCampesino en las calles de Planadas, Tolima.