Relámpagos y centellas han caído sobre la administración presidencial a raíz del escándalo que se conoció en los últimos días en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Ungrd, donde de ser hallados culpables los implicados, podría llegar a deslegitimar el Congreso de la República y de paso las reformas del Gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego estarían viciadas por corrupción.
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Esta novedad y otros recientes roces con la oposición, tienen el rumbo de la política nacional en una estación caracterizada especialmente por la realización de marchas en apoyo o rechazo a los diferentes postulados políticos que se realizan en torno a la Casa de Nariño, especialmente a través de la cuenta en X, del presidente Gustavo Petro.
En momentos en que se discuten reformas como la laboral, la pensional, la salud, y tributaria, en busca de un ambiente más primaveral; la atmósfera en las calles es cada vez más candente, atizada por conceptos como “golpe blando” y “marchas de la muerte”, que generan una sequía de propuestas que se destacan por la escasez de consensos que lleven a las anheladas soluciones que requieren los problemas coyunturales del país.
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Para analistas de este clima político en el país, se trata de una transición, una época en la que llueven ciudadanos marchando en las calles hasta convertirse en ríos de personas, pero aunque desbordan la opinión pública, aún no han hallado un cauce hacia la gestión institucional.