En un abarrotado Teatro Colón el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmaron este jueves el nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc, con el clamor de fondo de los tambores del cabildo cartagenero rechazando la 'maldita violencia'.
En medio del acto de menos de una hora de duración, el discurso del presidente, más extenso y tras el del jefe guerrillero, abogó por la unión de los colombianos, mientras que en el de Londoño las Farc volvieron a pedir perdón.
En el escenario, los delegados del Gobierno en la mesa de paz estuvieron situados a la derecha y los jefes de las Farc a la izquierda, ambos custodiando una pequeña mesa en que descansaba el nuevo acuerdo de paz y la bala de fusil convertida en bolígrafo.
'A unirnos'
'Al firmar como presidente de todos los colombianos este nuevo acuerdo, quiero invitarlos a que, con la mente y el corazón abiertos, le demos la oportunidad a la paz. Quiero invitarlos a que dejemos atrás definitivamente décadas de violencia para unirnos, por nosotros, por Colombia, por esta patria querida, y trabajar juntos por la reconciliación, alrededor de ideales compartidos de paz, de convivencia, y de respeto', cerraba Santos sus palabras.
Además, haciendo una clara referencia a algunos sectores del No que no aprueban el nuevo documento, advirtió: 'quiero invitarlos a que veamos en este momento un momento de cambio, de transformación que nos permita creer en un mejor mañana no con la exigencia de lo inalcanzable, sino con la certeza de lo posible'.
Comenzó el jefe de Estado señalando que 'los colombianos compartimos un amor profundo por nuestro país' y que 'la paz y la concordia son parte de esos valores compartidos'.
A renglón seguido, manifestó: 'todos sabemos en el fondo del alma que el conflicto tiene un costo demasiado alto y doloroso'.
Al referirse al triunfo del No en el plebiscito, admitió: 'el pasado 2 de octubre, los colombianos dijeron 'queremos paz, pero con un nuevo acuerdo', y recordó que 'decenas de miles de jóvenes nos exigieron entregar un país distinto, sin violencia y sin muerte, sin odio y con derecho a la vida'.
Describió entonces las labores de ajuste del nuevo acuerdo y agradeció incluso a los opositores, quienes aún no avalan el nuevo pacto: 'durante más de 40 días recogimos propuestas de cambio para tener un nuevo acuerdo. Agradezco al propio Centro Democrático y al No'.
No obstante, sentenció, una vez más, que el documento es definitivo: 'hoy hemos firmado el acuerdo definitivo, el acuerdo del Teatro Colón'.
Frente a la refrendación, reiteró que se dará la próxima semana en el Legislativo y explicó por qué habría legitimidad en ello: 'el pueblo ejerce su soberanía a través de los representantes elegidos por el voto: el Congreso representa al pueblo. (...) La refrendación en el Congreso se adoptó por la urgencia de la paz. Imagínense volver a la guerra con las Farc'.
Anunció en este sentido que 'la refrendación será aprobada en el transcurso de la próxima semana. Cinco días después las Farc irán a las zonas veredales. (...) 150 días después todas las armas de las Farc estarán en poder de la ONU', dijo y provocó aplausos entre los asistentes.
Y concluyendo su intervención, manifestó el primer mandatario : 'no puedo imaginar labor más elevada que proteger la vida y construir la paz'.
'Perdón a las víctimas'
El primero en hablar fue Londoño, quien fue precedido, tras la firma del documento, por un coro de 'sí se pudo' por parte de los asistentes.
'Nuestra petición de perdón para las víctimas', se le escuchó decir una vez más al comandante de las Farc casi al final de su discurso.
Y al principio, deseó: 'que la palabra sea la única arma de los colombianos'.
También expresó su agradecimiento Timochenko 'con los miles de ciudadanos que salieron a las calles a manifestar su condena a la guerra, (...) a quienes fundaron campamentos por la paz y se sembraron en ellos. Este acuerdo final les pertenece'.
Rechazó así mismo los crímenes de líderes sociales que han venido incrementándose en el país en los últimos días, y que ascienden desde principios de año a más de 70, poniendo una sombra de remembranza de la matanza de unos 3 mil militantes de la Unión Patriótica, conformado por exguerrilleros e integrantes del Partido Comunista, durante la década de los ochenta: 'no más asesinatos de líderes, representantes sociales, sindicalistas. Es inaudito que caigan guerrilleros con extraños argumentos'.
Además sorprendió Londoño con el planteamiento del que llamó un ‘gobierno de transición’: 'destacamos la importancia de un gobierno de transición para la implementación de los acuerdos de La Habana'.
E, incluso, envió un mensaje al presidente electo de los Estados Unidos, el derechista y republicano, Donald Trump: 'saludamos la elección de Donald Trump y esperamos contar con el respaldo del nuevo gobierno de Washington' para el posconflicto.
Tambores de paz
Al final del breve y sobrio acto, ante unos 750 invitados, entre altos funcionarios, congresistas, diplomáticos, mandatarios departamentales y locales, víctimas y líderes sociales, que gritaban 'viva la paz', los tambores del cabildo cartagenero, encabezados por Cecilia Silva Caraballo, quien minutos antes interpretó el Himno Nacional a capela, se tomaron los ecos del majestuoso y centenario Teatro Colón.
Un alegre, un llamador, una tambora, una gaita y la voz de Silva Caraballo rechazaron en clave de folclor musical del Caribe la 'maldita violencia' que se espera que, ahora sí, se acabe de una vez por todas tras 52 años, 220 mil muertos y 8 millones de víctimas.