Venimos de un año malo para la prensa. Murió el Financial Times Deustchland, diario económico alemán, redujo personal el poderoso Der Spiegel, ya saben lo que pasó con Newsweek y lo que ocurre con El País, de Madrid. Sí, la reducción de personal y sus achaques financieros, pero también el último escándalo por aquella foto falsa. Y aún escuece la salida de Daniel Pardo, el joven y valiente periodista que denunció su propio medio y a varias vacas sagradas del periodismo radial que venden su alma al diablo…bueno, es un decir para referirse a esos publirreportajes que promueven la venta de autos y a poderosas empresas petroleras y mineras.

Todos esos hechos nos agriaron el desayuno del nueve de febrero, cuando los amigos y familiares nos felicitaban por nuestro día.

Lo comenté con los colegas con quienes intentamos un balance que nos llevó a la conclusión de que ser periodista hoy es un reto porque, a pesar de todo, la sociedad tiene necesidad de periodistas, y no de cualquier clase de periodistas.

-No creo, me dijo un colega joven levantando, temblorosa, la manita.

A la gente le bastan los periodistas ciudadanos. Son los que están viendo lo que hay que ver porque están en todas partes, además son baratos, a veces ni cobran.

Cuando terminó, al colega no le temblaba la mano, a pesar de que había desatado una tempestad.

- Agrégale, intervino entusiasmado un colega veterano, que ya se ha pensado en reemplazarnos por robots. Primero se presentó en un noticiero japonés un robot que anunciaba las noticias y en estos días volvieron con el cuento del robot periodista. La tecnología está que nos saca de la cancha.

Hubo una pequeña pausa que no supe si era de estupor o de reflexión. La rompí diciendo:

- Sin embargo seguimos siendo irreemplazables.

- Pero si ya nos están reemplazando, dijo casi a gritos un conocido reportero. Ahí están los publicistas y los relacionistas públicos. Pardo solo mostró la punta de iceberg. ¿Sabe cuántos políticos están convirtiendo a los periodistas en simples relacionistas públicos? ¿Sabe cuántos periodistas comprados por las petroleras se volvierons copys o publicistas?
La discusión había silenciado los corrillos en que se hablaba de futbol y el tema se había apoderado de la atención de todos.

- Sin embargo el periodista sigue siendo necesario, dije con terquedad de viejo.

- Con todo respeto, intervino una joven reportera, pero no han sido necesarios los periodistas en una emergencia noticiosa como la de Chávez. Se han limitado a reproducir lo que dicen los que lo reemplazaron, o Castro. Ahí no hay periodistas sino unos secretarios que leen con buena voz o reproducen sin errores lo que dicen Maduro, Cabello o Castro. Allí no ha periodistas sino dóciles secretarios. El periodista ya no se necesita.

La conversación era un cuadrilátero de boxeo, que es cuando solo interesa saber quién ganará y se abandona la tarea de buscar la verdad entre todos. Creí necesario decir:

-¿Quién les hará ver a los venezolanos que unos altos funcionarios que cada vez leen un comunicado político en vez de un parte médico, solo hacen propaganda y no información? Saber dudar, hacer preguntas, denunciar rumores y buscar la verdad, eso solo lo hace un periodista. El único que puede sacudir el sopor de la gente y denunciar el poder paralelo del dinero o de las armas es el periodista, y no un periodista cualquiera sino el que resiste disparos de millones de pesos y tiene vergüenza suficiente para sentir que es insoportable el poder de los ricos.

- Ustedes están celebrando un día que esta vez tiene un claro significado: es el día para descubrir que hay un periodismo que es irreemplazable porque solo lo pueden hacer periodistas con sentido de misión, independientes y rigurosos….iba en eso de mi exaltado discurso, cuando desperté. Era el amanecer del 9 de febrero.

Por Javier Darío Restrepo