Se dice que una persona es ‘de dedo parado’ cuando queriendo dárselas de muy esnob, imita con afectación las maneras de aquellos a quienes considera distinguidos.

Es el caso de quienes levantan el dedo meñique cuando toman en sus manos una copa. Por eso les llaman: ‘de dedo parado’. Esta costumbre viene de la antigüedad, pues lo hacían los nobles para presumir, mostrando el anillo con el escudo de la familia, que honoríficamente les había concedido la realeza. Esto nos demuestra que la ‘fartedad’ ha existido siempre a través de los siglos y no es cuestión solo de nuestros tiempos, como podríamos pensar. Pero una cosa es el ‘dedo parado’ por hazañosería y otra el dedo de San Juan Bautista, que mantiene parado, como lo vemos en las imágenes que lo representan, a veces apuntando hacia arriba y otras señalando al cordero que lo acompaña, y diciendo: “He aquí el cordero de Dios”. San Juan Bautista fue el último profeta que anunció la venida de Cristo y el primer testigo de su llegada. Creer que algún día bajará el dedo es pensar en algo imposible. De allí la expresión “Cuando San Juan agache el dedo”, que es como decir “nunca”. Sin embargo, si algún día, cansado ya de tanto mantenerlo en alto, decidiera agacharlo, el mundo temblaría, todo cambiaría y lo que hoy parece un imposible se daría. Se acabaría la corrupción y los políticos. No habría elecciones porque a nadie le interesaría candidatizarse. Los jueces quedarían cesantes, pues no habría a quien juzgar. Los curas sin oficio, pues no habría pecadores. Y lo mejor a nivel local: el tráfico vehicular de Barranquilla sería ordenado, sereno y relajante. Soñar no cuesta nada.

Por Antonio Celia C.
Antonioacelia32@hotmail.com