Al mejor estilo shakespeareano, el asunto de la partida de nacimiento de Nicolás se ha convertido en todo un drama.

Ser o no ser, es o no es, hay o no hay... he ahí los dilemas con los que se debate el pueblo venezolano y muchos en el exterior ( aparte de los que se hacen de la vista gorda), ante lo que puede resultar uno de los fraudes más descarados, porque ni siquiera es el peor, de todos los que este gobierno, desde el difunto para acá, han cometido contra su propio pueblo.

Si repasamos esto de los fraudes, podemos comenzar con una entrevista dada por el propio comandante por allá por los años 90, donde aseguraba que él no era comunista y que el gobierno de Cuba era una dictadura y él estaba muy alejado de eso ( vaya mentira).

También podemos recordar la promesa que el que ya no está hizo de “quitarse el nombre” si en seis meses seguía habiendo niños de la calle.

Y la de la lucha contra la corrupción, eso de meter presos a los corruptos, ¿no son los que siguen libres y gobernando? Y ahora, con una excusa más que infantil, pretender sancionar una ley habilitante para supuestamente luchar con un flagelo que ellos mismo han plantado con más fuerza luego de 15 años de desgobierno.

Ya que estamos hablando de estos tiempos, cabe recordar las mentiras recientemente ocurridas alrededor de la salud de Chávez, cuando se aseguraba que estaba bien, el propio Maduro decía que había trabajado durante horas con él, que no tenía lo que la oposición apátrida comentaba, y ¿qué resultó?, que sí estaba enfermo, que sí estaba en coma, que todo lo que la oposición logró averiguar era cierto, con el fatal desenlace que ya es de todos conocido.

Por eso el dilema de es o no es cobra tal grado de importancia, primero porque la ley así lo exige, que el presidente de la República no solo sea venezolano por nacimiento sino que sea su única nacionalidad.

Porque después de tantas y tantas mentiras (que no cabe la enorme enumeración si tratáramos de hacerla en esta columna) tiene el deber, moral y cívico, de demostrar la autenticidad de su única nacionalidad.

Ya hemos oído, visto y leído varias declaraciones de sus cercanos colaboradores, creando mayores dudas, ya que le otorgan diversos lugares de nacimiento, aunque según ellos, todos en Venezuela, pero ninguno con partida en mano, original y legítima.

Así que, señores, el país que se hunde en el remolino de la inflación, de la escasez y la violencia sigue sin resolver un problema que sería sencillísimo demostrar: Es o no es… he ahí el dilema.

Por Pilin León
@pilinleon