Durante tres días sesionó en Bogotá la Convención del uribismo, integrada por 1.300 delegados de todo el país, la mayoría de ellos antiguos funcionarios durante los 8 años de gobierno del expresidente Uribe, así como los escogidos recientemente como candidatos al Senado de la República y la Cámara de Representantes por el mismo líder del Centro Democrático. Las encuestas de opinión adelantadas semanas antes de la convención de marras le daban a Pacho Santos una ventaja de 3 a 1 sobre los otros dos aspirantes y una preferencia, el primer día de la Convención, sobre el propio fundador del movimiento; a pesar de lo cual no fue escogido como candidato oficial a la Presidencia de la República, por los ‘pura-sangre’ de ese grupo y el 65% de los convencionistas. Es decir, a Francisco Santos le pasó algo parecido a los papables favoritos, que entran de papas al cónclave cardenalicio y salen de cardenales. En el presente caso, Pacho Santos entró de presidenciable fijo a la asamblea política, pero salió de Jefe de debate presidencial de Óscar Iván Zuluaga, después de la proclamación de este a la candidatura oficial de la Presidencia de la República por el uribismo, aun cuando Pacho no aceptó de manera inmediata. En el campo estrictamente conceptual, para mí no hay la menor duda de que a Pacho Santos le cambiaron las reglas del juego, para escoger candidato presidencial, de su grupo, 10 días antes de celebrarse la Convención del Puro Centro Democrático, ya que inicialmente estaba decidido que en las elecciones de Congreso de marzo de 2014 se escogería, en consulta popular, el candidato oficial de los tres postulados uribistas y las encuestas de diversas fuentes lo favorecían sin ambages, de manera contundente, lo cual provocó que varios asesores íntimos y confidentes del expresidente Uribe le recomendaran no repetir con el apellido Santos otra candidatura presidencial, y porque además, Pacho Santos, entusiasmado cada día con el aumento de sus encuestas favorables, tuvo gestos y declaraciones un tanto inoportunas con su jefe máximo de militancia partidista. Fue así, entonces, como aparecieron en la sede de la Convención citada, los genios de la política gremial y partidista de Antioquia, Héctor Echeverry C. y Fabio Valencia C., quienes en dos días de cabildeo político y personal voltearon las mayorías pasionales de Pacho Santos, en el cuerpo colegiado, por una adhesión racional y disciplinada a favor de Óscar Iván Zuluaga, el candidato predilecto del erudito ideólogo de la derecha colombiana, Fernando Londoño H., y el caudillo del Puro Centro Democrático, expresidente Álvaro Uribe Vélez. Todo lo anterior demuestra que en la colectividad política recientemente fundada existe una jefatura única, de matices casi castrenses, y que quienes se atrevan a disentir de sus órdenes, simpatías personales o políticas, estrategias y escogencia de dignidades serán sencillamente molidos bajo su férula de mando. No hay que olvidar lo que dice A. Maurois en Mis creencias: “Al Jefe Único, aunque hubiere nacido honesto, lo vuelve injusto la omnipotencia”.

Sobre el candidato escogido, Óscar Iván Zuluaga, podemos decir que ha sido un político de tradición conservadora en Caldas y quien fue un excelente ministro de Hacienda durante el segundo período presidencial de Álvaro Uribe. Además, la revista Energía Markets, del grupo Euro Money, lo eligió como el mejor Ministro de Hacienda de Latinoamérica en octubre de 2009. En el discurso de aceptación de su candidatura prometió “una campaña de ideas y no de insultos”, según información de la revista Semana del 28 de octubre al 4 de noviembre de este año, con lo cual se regresa a la consigna civilizada que dice: “La oposición debe ser respetuosa y respetable, porque tiene la posibilidad de ser poder”. Amanecerá y veremos.

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