Si alguna vez la palabra saqueo asociada a gobierno alguno tuvo verdadero significado fue este mismo fin de semana pasado, cuando en alocución presidencial el usurpador de Miraflores arengó al pueblo a “dejar los anaqueles vacíos”, indicando sobre todo a una cadena de almacenes distribuidores de electrodomésticos.
Ha descubierto el señor Maduro, recientemente, que se hace trampa con Cadivi (instituto que se encarga de la adjudicación de divisas a precios preferenciales), con empresas “de maletín” para tapar ilícitos gigantescos y corrupción dentro y fuera de las filas del mencionado organismo, y por esto, en la forma más irresponsable posible –luego de hacer la “denuncia”– invita (eufemismo conscientemente utilizado) a saquear dichos establecimientos, cosa que muchos irresponsables acataron de manera plena.
Y no es que quiera salvar de culpas a los especuladores. Que si bien el desgobierno de Maduro consiguió argumentos para multar, cerrar o decomisar la mercancía que estos vendían por cometer delitos de especulación y otros contra la hacienda pública es una cosa, pero la supresión del estado de derecho al no ejercer acciones que la vía legal indica, e invitar abiertamente al saqueo de estos comercios es abiertamente un abuso y un delito.
Y con todo y eso, ¿qué pasa con la componenda interna que desde Cadivi permite que estas empresas de maletín funcionen?, ¿quiénes son los responsables dentro del gobierno?
Por donde se vea, la cosa es desde rara hasta absurda. Un gobierno que no solo saquea las arcas de Estado sino que invita a saquear al comercio privado, pero, ¿un saqueo cómo?, ¿“controlado”?... a mí esto no me huele bien. ¿Y los dueños de estas empresas saqueadas dónde están?, ¿de verdad están presos como llegó a decir Maduro?, ¿por qué los organismos de seguridad en vez de impedir el eufórico asalto al almacén, solo estaban como de custodia?, ¿por qué no se cerró el establecimiento, se confiscó la mercancía supuestamente sobrepreciada y luego se puso a la venta a los precios acordes al dólar Cadivi, por parte del organismo competente? (Ojo, que me cuesta mucho hablar de “organismos competentes” en Venezuela).
Luego, al día siguiente, con la cara dura más grande, el mismo Maduro habla de incidente desafortunado, refiriéndose al mismo saqueo que él provocó. No se puede ser tan soberanamente irresponsable con las palabras cuando se dirige una nación, pero este señor es el colmo.
También en su alocución del día siguiente, el presidente ilegítimo de Venezuela promete colocar límites a las ganancias, controlar todos los precios de todos los productos en el mercado para así “rebajar la inflación”, y muchos nos preguntamos ¿cuándo esto ha sido efectivo? ¿Dónde está una sola experiencia positiva que este tipo de controles haya tenido donde la economía de ese país se haya beneficiado?
Termina entonces el Sr Maduro su alocución en una madeja, mezcla y ensalada espiritual, y como si lo estuviéramos esperando –porque no se puede mezclar, sin caer en el desvarío, a Sai Baba, al Cristianismo, al Judaísmo e Islamismo– cuando la mente lo vuelve a traicionar (y yo creo definitivamente que no solo su mente lo traiciona) y queriendo referirse a La Torá, habla entonces “del tarot”… saquen ustedes sus propias conclusiones.
@PilinLeon