Llego solo y temprano con la esperanza de encontrar amigos y colegas con los que ponerme al día antes de que todo empiece. A los primeros que veo son a Juancho y a Yamil conversando con Grace, y me acuerdo cuando hablamos sobre Yamil y lo contento que estabas por su viaje de estudios a Londres. “Ese pelao es bueno”, me dijiste. Si lo vieras ahora con la pinta de seriedad con que llega a dictar clases, es posible que también quieras mamarle gallo. Y sí, efectivamente, el ya no tan pelao es buen profesor.

En la sala está Mile. Aunque vista de negro, brilla. Sonríe mientras entrega abrazos acompañados de una pitica roja. Milena y Natalia, muy elegantes y bonitas, repasan el libreto. Y vuelvo y me acuerdo cuando hablamos del interés de Naty por estudiar Comunicación Social ( ¿O fue con Mile con quien hablé? ), y la charla que tuvimos en la oficina de Luis Alberto. Naty acaba de terminar cuarto semestre, y fue directora de cámaras en el ejercicio final de su clase de Medios. A veces se desespera, pero tiene pasión y ganas de aprender. Ahora soy yo el que te digo que “Esa pelá es buena”. Párale bola…

Abrazo rompecostillas con Eduardo y con el profe Carlos. Como era obvio, con el maestro uruguayo hablamos del Junior hasta que nos empieza a dar un poco de pena, porque lo de hoy es otra cosa. Estaban Alex y Alessandro, Harold y Steve, Berta… estaban casi todos.

Mafe, la directora de la Cinemateca, nos saluda. Milena y Natalia llaman al orden para dar inicio a la presentación. Tu combo, al que le enseñaste que con un “lead” se podía mover el mundo, había realizado un cortometraje basado en una historia que dejaste planteada en una de aquellas tantas reuniones creativas. Primero Mile y luego Eduardo cuentan los avatares del rodaje y cada tanto, como todos en la sala, respiran profundo para que el aire frene, si es que puede, las lágrimas.

Vemos el corto, luego de muchas vueltas bautizado “El cordel”. Es una historia mínima bien contada y sin pretensiones innecesarias porque en su sencillez radica buena parte de su encanto. La puesta en escena es delicada y bien llevada, con un cuidado técnico impecable. Cristina, la niña protagonista, es un ángel bendecido por las musas del talento; y Víctor Hugo hace bien lo que tiene que hacer, sin vanidad y al servicio del relato. Ni qué decir de la canción original que interpreta Salomé. Con seguridad estás contento. Tu combo lo hizo bien, muy bien diría yo. Como se los enseñaste, y como lo van a seguir haciendo.

Luego de verlo hablamos de la peli, por supuesto. Mile agradeció de corazón el apoyo de empresas y personas que le apostaron a lo que aún puede considerarse en la región un ejercicio quimérico. Hacer cine no es fácil. Eso lo sabemos bien, como también sabemos que tenemos que hacerlo, porque narrar con imágenes es una pulsión vital y un ejercicio de memoria al que decidimos entregarnos.

El cordel rojo que entregó Mile ese martes en la mañana se vuelve un cordón umbilical de magia y afecto; como mágico es el cine y afecto es tu cosecha. Tú nos contaste que el amor se embotella, pero también que se filma. Al final de tantas luchas y batallas, al lado del amor, también queda el cine. Ahí estás tú, Ernesto: En el amor y en el cine.

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