El primero que intentó reelegirse en el mando supremo de la Nueva Granada, pero de manera vitalicia, fue el Padre de la Patria o Libertador de la Gran Colombia, Simón Bolívar, quien desde el endiosamiento de que fue objeto en el Perú, por parte de la casta militar criolla y su añeja aristocracia, resolvió convertirse en el árbitro de las naciones por él emancipadas. El Libertador quería establecer la Presidencia vitalicia en la Nueva Granada, copiada de la Constitución boliviana de 1823, descartando el sufragio universal y dejando libre el camino de la dictadura, ya que el presidente vitalicio tenía facultad para escoger su sucesor; pero Santander se opuso frontalmente a tamaña insensatez antidemocrática, siendo Bolívar y sus áulicos derrotados en la Convención de Ocaña, donde se pretendía modificar la Constitución de Cúcuta de 1821, habiendo, entonces, escogido el Libertador el camino equivocado de la dictadura, la cual asumió el 27 de agosto de 1828, por medio de decreto ejecutivo unipersonal. Después vino como consecuencia la conspiración septembrina y la división acérrima de santanderistas y bolivarianos en la Nueva Granada. El general Tomás C. de Mosquera, Mascachochas para sus enemigos, fue un personaje conflictivo para la autoridad y el poder civil en nuestro flamante país, protagonista de muchas guerras civiles, ya que manejaba el inmenso latifundio del Cauca como Estado soberano e independiente, fue elegido como jefe de Estado plural, con cuatro líderes más, en la Convención de Rionegro de 1863, y reelegido en 1866, en período presidencial muy corto, porque fue destituido del cargo por haber cerrado el Congreso. Después de 14 años aparece en la escena presidencial Rafael Núñez, quien asumió la primera Presidencia de dos años, en 1880, y la segunda, con reelección con un período intermedio, en 1884, también de dos años, para continuar con su periplo estelar en la política nacional de su época, con una tercera Presidencia de seis años, designado por el Consejo Nacional de Delegatarios en 1886, cerrando con su cuarta y última Presidencia, de elección popular, de seis años, en el período 1892- 1898, la cual no pudo disfrutar totalmente por muerte, siendo reemplazado por Miguel A. Caro, el ideólogo de la Regeneración. En el siglo XX se hizo reelegir en la Presidencia Alfonso López Pumarejo, con paréntesis de un período, en el lapso de 1942-1946, quien renunció en 1945, a raíz de un intento de golpe de Estado, de inspiración conservadora, iniciado en la ciudad de Pasto. En el siglo XXI, el único presidente, elegido popularmente, que ha obtenido una reelección, hasta ahora, ha sido Álvaro Uribe Vélez, período 2006-2010, mediante procedimiento doloso en el Congreso y alterando el equilibrio de los poderes consagrados en la Carta de 1991 que prohibía la reelección presidencial de manera absoluta. Del itinerario histórico anterior se concluye, de manera contundente, que para obtener la reelección presidencial se requiere que quien la busque tenga perfiles recios de caudillo popular, lo que no ha demostrado, hasta la fecha, el presidente Juan Manuel Santos.

Nota: para mis amigos lectores de Santa Marta, les suministro, con especialidad, los siguientes datos históricos: En 1857, seis años antes de la Convención de Rionegro de 1863, el Liberalismo de esa ciudad estaba dividido en dos partidos locales; el partido de la pechuga, denominado así debido a la prominente robustez de su jefe, Don Manuel Abello, y el partido de la maraca, que recibió su nombre del hecho de no tener plata para pagar una banda de música en su campaña y utilizaban, a cambio, la maraca para hacer sus pasos, dirigido por su jefe, Don Juan Vengoechea. De los dos movimientos samarios terminó siendo mayoritario, con los años, el de la maraca. A los militantes de los dos grupos políticos mencionados, debían denominarlos, supongo de buena fe, pechugones y maraqueros. Lo anterior ha sido tomado, casi textualmente, del Compendio de Historia del Departamento del Magdalena. (De 1525 hasta 1895), de Don José C. Alarcón, pág. 189, editada por la Gobernación del Magdalena

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