Escribir estas líneas cada semana es un proceso muy dinámico, aunque se remita a sentarse en una silla frente a la pantalla del computador.
Comienzas muchas veces con una idea, una semblanza, o una añoranza, y los acontecimientos te llevan a variar tu idea o a cambiar el tema por completo. Como es el caso de estas líneas que hoy leen.
Pensaba en principio referirme al último concierto que dio Ricardo Montaner en Barranquilla, al que fui con un grupo de amigos y mi esposo, y que tantos recuerdo bonitos removió en cada uno de nosotros.
Por sobre el excelente sonido, imagen y montaje del maestro venezolano estaban los recuerdos de juventud del grupo todo. Cada canción de las del viejo repertorio acompañó en algún momento un amor o un desamor, una alegría o una vivencia. Y así, entre letras y melodías, todos cantamos acompañando al artista. Otros más osados se sabían también todas y cada una de las canciones del nuevo álbum y así pasamos una noche hermosa de brisa decembrina, bajo las estrellas de la Arenosa.
Disfrutando el concierto, me vino súbitamente una sensación de indescriptible nostalgia, tal vez asociada a esos hermosos recuerdos de juventud, pero sobre todo a los recuerdos de una juventud en Venezuela, de libertades y alegrías, de hermandades a pesar de lo político, sin persecuciones y sin miedo.
Y fue entonces cuando el gran artista, en medio de su concierto, pidió por el retorno de Venezuela a la armonía, a la paz y a la alegría, y yo no pude más sino romper en llanto.
Y es que las nostalgias son traicioneras y hacen pasar vergüenzas.
Y justo en medio de estas líneas, con las noticias en la mano, a tiro del celular, me percato del “alboroto” en las redes: Venezuela una vez más sufre un gran apagón eléctrico y 19 estados del país vuelven a quedar sin luz eléctrica.
Pánico en las redes, rabia en las palabras es lo que se percibe. Los amigos y compatriotas en Colombia y otras partes del mundo comienzan a pasar mensajes de texto informando de familiares y amigos que viven en los distintos estados víctimas del apagón.
Maduro, como de costumbre, estaba encadenado, tratando de explicar, o explicarse, cómo hacer para enfrentar el absurdo fracaso de las políticas económicas y el bendito (por no decir otra cosa) Plan de la Patria.
Alguien le informa (por fin se entera de algo) y no puede sino tratar de justificar la falla, y comenta que fue “un extraño apagón”, cuando lo más común en el país son los racionamientos y fallas, también en el sector eléctrico.
Porque lo verdaderamente extraño de Venezuela es el horrendo gobierno.
Me quedo con Montaner, que sí sabe hacer su trabajo, sus conciertos y su música.
@PilinLeón