Cuenta la leyenda que las niñas del Carmen de Bolívar han sido envenenadas con la vacuna contra el papiloma humano. El chisme se armó después de que algunos casos de desmayos y parálisis fueran reportados en un colegio en donde meses atrás las niñas habían recibido la vacuna. El ministerio de Salud ha desmentido de todas las formas posibles que la culpable sea la vacuna y en su informe explica que el voz a voz llevó a un caso de histeria colectiva en el que colaboraron en gran medida los medios de comunicación que comenzaron reportando que la relación causa efecto era un hecho. Ese titular vende más periódicos, pero matará muchas mujeres.

Algunas de las cepas del virus del papiloma humano son la principal causa de cáncer de cuello uterino, la primera causa de mortalidad por cáncer en las mujeres en Colombia. Se contagia con el contacto de los genitales, en donde en algunos casos pueden aparecen unas pequeñas verrugas, visibles en los hombres y que en las mujeres pueden quedar ocultas en el cuello uterino. Por eso, su principal causa de contagio es tener relaciones sexuales sin protección. Como los condones no son 100% seguros (se pueden romper y muchas personas no saben cómo usarlos) y como el virus también se transmite por el contacto de áreas que no cubre el condón, tener muchas parejas sexuales o acostarse con alguien promiscuo aumenta el riesgo de contagio. La vacuna contra el virus del papiloma ha mostrado un 100% de efectividad cuando es aplicada en niñas que no han iniciado su vida sexual. Por eso, Minsalud lanzó hace poco una campaña para vacunar contra el papiloma humano a las niñas de los colegios. Vacunar a las niñas es la mejor manera de prevenir una enfermedad que adquieren 7000 colombianas al año y mata a 9 mujeres por día.

La información contra la vacuna aparece páginas web de ultraderecha que difunden información científica falsa, probablemente porque creen que el miedo al cáncer uterino llevará a las mujeres a la abstinencia. El método del miedo y del control de los cuerpos de las mujeres no las hará abstemias pero si las expone a enfermedades que les pueden causar la muerte. Los profilácticos son parte integral de la salud sexual de cualquiera. Nadie dice que reemplazan una educación sexual responsable. Cada mujer debe poder decidir cómo llevar su vida sexual sin miedo a que la juzguen y tiene derecho a acceder a todos los avances de la ciencia para cuidar su salud pero cuidarse, protegerse no hace que nadie sea promiscuo.

Repartir condones no incita al sexo y usar pastillas anticonceptivas no es una licencia para la lascivia. Y sobre todo, el cáncer de cuello uterino no da “por puta”. En cambio, una niña vacunada y educada para tener una sexualidad responsable será una mujer saludable.

En el mundo han reaparecido enfermedades que estaban extintas, como el polio, porque fundamentalistas de todo tipo, desde conservadores extremos hasta pachamamistas nueva era, la han emprendido contra las vacunas. Especialmente en poblaciones donde no hay una buena educación en salud, esos rumores se convierten en problemas de salud pública pues las personas empiezan a creer en los mitos y a desconfiar de la ciencia. En este caso hay un evidente sesgo de género, el de siempre, que intenta controlar la sexualidad de las mujeres con el miedo. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de no darle cabida a estas mentiras peligrosas y el Estado de hacer mejores campañas de educación en salud, para que los ciudadanos, y en este caso las mujeres, no mueran o queden estériles, víctimas de “las vainas de mi pueblo”.

@Catalinapordios