En 1906, Finlandia se convirtió en la primera nación del mundo en conceder el sufragio femenino universal. Esta conquista histórica para las mujeres fue gracias a los socialistas finlandeses durante el levantamiento revolucionario que se extendió por el Imperio zarista, al que Finlandia perteneció. Sin embargo, esta importante historia ha sido pasada por alto por académicos y activistas. La obra de referencia de Abraham Ascher sobre la revolución de 1905 en la Rusia zarista, por ejemplo omite por completo cualquier mención al sufragio femenino finlandés y sostiene que “los esfuerzos de las mujeres para lograr la igualdad tuvieron pocos resultados concretos durante la revolución”.
En los pocos libros no finlandeses que tratan de la victoria de 1906, el papel del movimiento socialista es generalmente marginado: David Kirby escribe que el sufragio “fue concedido prácticamente sin lucha” y Barbara Evans Clements atribuye a las feministas burgueses como Alexandra Gripenberg el protagonismo principal en la campaña por el sufragio.
La conquista del sufragio universal le debe mucho más a la lucha de clases que lo que estas obras sugieren. A partir de más recientes investigaciones en Helsinki y nuevos estudios de feministas finlandesas rastrea las raíces revolucionarias de la conquista del sufragio, centrándome especialmente en las actividades autónomas de la Liga de la Mujer Trabajadora. Y, se demuestra que el pleno sufragio fue ganado a través de una huelga general de masas y la sublevación anti.imperio en Finlandia, combinado con una revolución en todo el Imperio. Las mujeres socialistas encabezaron la lucha por el sufragio femenino, mientras que las organizaciones de mujeres mayoritarias apoyaron un sistema electoral censitario basado en la riqueza hasta el final de 1905. En contra de la afirmación habitual de que el marxismo no tiene en cuenta las cuestiones de la opresión de las mujeres, los socialistas finlandeses luchan simultáneamente contra las opresiones de género y nacional, y la dominación de clase, décadas antes de que aparecieran las teorías sobre su “interrelación”. Hace mucho tiempo que debimos recordar esta historia perdida… Uno de los puntos centrales de discordia entre los trabajadores y los nacionalistas era la cuestión del sufragio, de la que todos los trabajadores-tanto hombres como mujeres- estaban excluídos en ese momento(1899). El partido nacionalista finlandés, y la Asociación de Mujeres de Finlandia con la que estaba aliado, pidieron la concesión del voto sólo a las mujeres que cumplieran con los mismos requisitos censitarios de riqueza entonces en vigor para los hombres. Por el contrario el Partido de los Trabajadores exigió el sufragio universal para todos: el derecho a votar y a postularse para un cargo para toda la población, independientemente de la riqueza, el género o la nacionalidad. En 1903, el partido adoptó un programa marxista, cambió su nombre a Partido Social Demócrata(SDP), y anunció que si sus reivindicaciones en relación al sufragio no eran atendidas, recurrirían a la huelga general para obtenerlos.
Aunque el movimiento obrero luchó incansablemente para el sufragio femenino y la igualdad jurídica de todos, no estaba libre de ciertas prácticas y prejuicios patriarcales. Se había establecido un precedente de participación de las mujeres en los movimientos sociales en la masiva lucha contra el alcoholismo de la época, pero las estructuras afiliativas y la toma de decisiones en el SDP seguían siendo abrumadoramente masculinas en 1899. Y las mujeres constituían sólo el 10,7% del partido… La creencia en la diferencia intrínseca y esencial entre hombres y mujeres era mayoritariamente abrumadora, y se expresó en la insistencia del movimiento en el papel de las mujeres como madre.
La conquista del sufragio en 1906 ha sido a menudo analizada como el resultado de las perennes tradiciones igualitarias de la cultura finlandesa. Pero no es verdad que se hubiera conquistado el sufragio universal sin la presión de la lucha proletaria y los esfuerzos de las mujeres socialistas.
La campaña por el sufragio duró hasta el final de 1907. En enero, la Liga fue rebautizada como Liga de Mujeres Socialdemócratas, que envió un memorándum a sus secciones locales exigiendo que el SPD asegurase en las listas electorales un número suficiente de mujeres candidatas.
Las elecciones de 1907 supusieron una victoria aplastante del SDP, que no había vacilado en la cuestión del sufragio universal. Ganó el 37% de los votos- más que ningún otro partido- y de las 19 mujeres en la nueva dieta, nueve eran del SDP. Formaron un notable grupo de mujeres, todas dirigentes de la Liga y la mayoría de ellas muy humildes. Fuente: ‘Ssociiológos’. Blog de Sociología y Actualidad.
Ahora, Colombia fue uno de los últimos países de América en conceder derechos políticos a las mujeres, quienes pudieron concurrir a las urnas por primera vez el primero de diciembre de 1957.
El reconocimiento al voto de la mujer en Colombia se logró por fin, y paradójicamente bajo la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, en 1954, a través del acto legislativo # 3 de la Asamblea Nacional Constituyente, lo que fue recibido como un gran triunfo, a pesar de que durante esa época no se dieron elecciones. Sin embargo, mujeres como Josefina Valencia, Esmeralda Arboleda y María Eugenia Rojas ocuparon cargos oficiales. El derecho al voto se estrenó en el plebiscito de 1957.
Es así, que actualmente, año 2015. la enjundia de las mujeres colombianas demostrará en las elecciones regionales de octubre 25 de este año que sí se puede lograr que el: “Todas(os) por un nuevo país, con paz, equidad y mejor educado” sea una próxima realidad.
Raúl Arzuza Cuesta
raul.arzuza@gmail.com
@raul_arzuza