Los procesos de transporte, tanto de pasajeros como de carga, tienden a tener tres fases: la fase de colección, la fase principal y la fase de entrega. La geografía de este proceso privilegia los puntos de intercambio de dichas fases, en las cuales se presentan impactos económicos, muy importantes en algunos casos.

Durante la fase principal del proceso de transporte, dichos impactos son mínimos o inexistentes. Esta es una de las razones por las cuales la geografía económica del mundo es tan concentrada. Por ejemplo, una fotografía del mundo de noche permite apreciar que las mayores aglomeraciones en Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico, son separadas por grandes ‘espacios oscuros’ que se corresponden con la fase principal del proceso de transporte, mientras que las aglomeraciones urbanas y económicas corresponden con los puntos de cambio entre fases.

La navegación fluvial responde a la misma dinámica, y son los puntos de cambio entre las fases, aquellos donde el transporte de mercancías y de pasajeros genera impactos económicos locales apreciables. Por el contrario, los espacios en los que ocurre la fase principal tienden a no beneficiarse en mayor medida de esta actividad.

De todas maneras el transporte fluvial, al igual que el transporte férreo, tiene puntos de descanso durante la fase principal, representados por estaciones de tren o puertos fluviales menores, y que estos pueden beneficiarse en alguna medida del proceso de transporte. Pero al no ser puntos de intercambio entre fases, no generan todos los empleos que el tamaño de los mercados de origen o destino requieren en términos de logística.

La recuperación de la navegabilidad del río Magdalena es un proyecto de carácter nacional, pero con impactos diferenciados. Los impactos de una actividad de transporte fluvial incrementada serán más intensos en los puntos de intercambio, pero mucho menos importantes en los puertos de descanso.

Es por ello que dicho proyecto en el agregado beneficia a la nación como un todo, y es deseable, pero no necesariamente será un dinamizador de las economías locales en los puertos de descanso.

Se ve con agrado que el proyecto propuesto pretende trascender lo puramente económico, que de todas maneras será insuficiente como dinamizador de varias de estas economías locales, enfatizando, además, la protección ambiental y las intervenciones sociales en todo el recorrido.

* Profesor del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de El Heraldo.