Al parecer existe un desfase entre la oferta y la demanda de ingenieros y de técnicos en el pais y una percepción equivocada del papel de las humanidades y de las ciencias sociales o físicas. Muchos padres de familia y empleadores les dan preferencia a los estudios en áreas supuestamente duras o prácticas como la administración o la ingeniería industrial, desdeñando el estudio de las artes, de la filosofía, de las humanidades y de ciencias físicas o sociales. El “mercado”, esto es los que manejan recursos humanos en las empresas y en el gobierno, refuerzan ese comportamiento improductivo dándoles preferencia a los que adquieren conocimientos prácticos y obtienen diplomas profesionales en esas áreas.
Esta semana se publicaron en El Tiempo los resultados de varios estudios, entre ellos uno patrocinado por la Asociación de Facultades de Ingeniería en el que se revela un gran déficit de ingenieros especialmente en áreas como la tecnología, energía e ingeniería agrícola. También hay déficit de ingenieros mecánicos y de ingenieros de operaciones y expertos en logística. Un estudio de EAFIT para el Min TIC estima que el déficit de ingenieros en áreas de tecnología es actualmente del orden de 15000 y que en 2018 puede llegar a ser de 93000 (El Tiempo, 14 de octubre de 2015, “Debes Saber”, p.2). En la misma publicación se habla sin embargo de que hay más ingenieros de sistemas que los que se necesitan, que es muy difícil conseguirlos y que no les pagan bien. Estas inconsistencias se explican porque las empresas necesitan muchos programadores. Como estos son muy escasos tienen que contratar ingenieros de sistemas, pero no les pueden pagar sino salarios de programadores para ser competitivos.
Pero es muy importante tener en cuenta que sin buenos ingenieros no se va a desarrollar el sector industrial ni el de TIC o el agrícola, y que las señales que da el mercado no están estimulando a los jóvenes a estudiar ingeniería. Ellos no ven un futuro en esa área y las facultades de ingeniería no están atrayendo estudiantes o los dejan perder. En Colombia hay tres veces más programas de ingeniería que en Brasil o México pero la deserción de estudiantes de ingeniería es del 72 por ciento.
Los ingenieros en Colombia son considerablemente más baratos que en Estados Unidos lo que por unos años debería ser una ventaja comparativa que se podría explotar si alguien arbitrara entre los dos mercados, lo que contribuiría a mejorar la remuneración de los colombianos y a estimularlos.
Dicen que hay demasiados estudiantes de administración y de humanidades. Hoy son escasos los expertos en finanzas, en mercadeo, en logística, y los buenos administradores de recursos humanos. Ojalá más gente estudiara humanidades, artes y ciencias. Colombia debería contar también con muchos sociólogos y sicólogos sociales. Uno de los factores más escasos es el conocimiento y no poseerlo es un poderoso impedimento para que el país se desarrolle. Recomiendo leer el oportuno artículo de Santiago Montenegro titulado “¡Vivan las Humanidades!” publicado en El Espectador la semana pasada en el que hace una denodada defensa de ellas que comparto con entusiasmo.