Este juego callejero consiste en esconder, normalmente debajo de tres vasos, mediante una elaborada habilidad y destreza, una bolita para que el jugador adivine en qué lugar se encuentra esta.
El líder de este juego, asociado al engaño y a la estafa, convence a sus víctimas con la ayuda de cómplices o compinches, que siempre ganan cuando apuestan, pero cuando lo hace un tercero… este siempre pierde.
He tratado con mucho esfuerzo de encontrar la bolita en este juego de escasez, precios, tarifas, alzas, infraestructura y cortes que ha caracterizado últimamente al sector energético en la Costa, porque no puedo entender que esta región siempre termine afectada.
No he podido encontrar la bolita… y es que no puedo entender por qué señalan y matonean solo a las plantas de generación de energía térmica, ubicadas en su mayoría en la Costa, porque reciben el llamado cargo por confiabilidad, cuando este también les llega a las plantas hidráulicas en el interior del país.
No veo la bolita… y tampoco puedo aceptar que a las plantas térmicas cuando generan energía en situaciones como las actuales, con combustibles costosos, se les remunere solo con el precio de escasez, pero el mismo precio se les paga a las hidráulicas que tienen cero costos en combustible, pues el agua que utilizan es gratis.
En todo esto hay casualidades que sorprenden y una de ellas es que el gas que requiere la Costa termina siendo comprado por empresas térmicas que están ubicadas en el interior del país, que normalmente no han generado energía.
No hay explicación que justifique esto, porque cuando Electricaribe sale a renovar sus contratos de energía, casualmente, nadie ofrece vendérsela y si consigue que alguien lo haga, bajo el principio de tómalo o déjalo, termina siendo más costosa.
Sin explicación alguna, el gas en Bogotá sigue teniendo un precio menor al gas de la Costa, pero a esta región se le niega el derecho de incorporar en la fórmula un elemento que permitiría reducir las diferencias.
Desde hace muchos años, nuestra región reclamó las obras de infraestructura eléctrica que están en el Plan 5 Caribe, que solo hasta ahora se inician, pero solo las veremos en su totalidad hasta final de 2018, si es que se cumplen los cronogramas de inversión al pie de la letra.
Es totalmente extraño –y hasta doloroso– que durante casi toda la vida la Costa le envió gas al interior del país, pero ahora que allá hay gas, inexplicablemente no hay tubo para que el proceso sea inverso.
Sorprende, ¡y de qué manera!, que la Ley 1715 de 2014, llamada Ley José David Name, que busca promover la generación de fuentes no convencionales de energía renovable con grandes beneficios para la Costa, no haya sido reglamentada, entre otras, porque, según su autor, hay enemigos de la misma.
Además, es muy triste que tengamos que ir a Bogotá y, para disgusto de algunos, levantemos nuestra voz de protesta para que nos puedan entregar el gas que requiere la Región.
No he encontrado la bolita... pero, si bien descarto engaños y estafas, veo que es inadmisible que la Costa siga bajo el riesgo y la amenaza de sufrir racionamientos y de afrontar incrementos en las tarifas de gas y de energía por culpa de cada una de las situaciones antes señaladas.
@clorduy
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