Después de múltiples cambios, propuestas, desandadas y contradicciones, el Dr. Santos decidió que la forma más fácil de refrendar el Acuerdo de La Habana era a través de un plebiscito en el que por lo menos el 13% del censo electoral –equivalente al 9% del total de los colombianos– le diera el visto bueno con un lacónico ‘Sí’. La ciudadanía desconoce el alcance del Acuerdo; sin embargo le surge muchas dudas acerca de lo hasta ahora evidentemente conocido.

Sin entrar en detalles, está claro que las Farc tendrán una participación política automática, léase: detentarán algunas curules en el Congreso por derecho propio en el próximo periodo electoral. También está acordado que el desarme será después de firmado el Acuerdo y se logre el ‘Sí’. En ninguna parte se tiene constancia que este desarmamiento será total, toda vez que, a ciencia cierta, se ignora el número exacto de su arsenal. Con certeza no se puede determinar si tienen en su poder 25.500 fusiles y 38.756 rifles de asalto; tantas armas no convencionales, vr gr. chopos hechizos que matan igual; cuántos morteros y cohetes tierra-aire que en muchas ocasiones han utilizados. Comprobar con exactitud un auténtico desarme es imposible.

Igualmente, hay unos etéreos períodos de gracia para la entrega de esas armas que se hará hasta ahora en 150 días después de un abstracto qué. Por otro lado, la acordada reparación a las víctimas será por cuenta del Gobierno porque los narcoterroristas rehabilitados no tienen un peso para hacerlo. También sabemos que quien simplemente reconozca que mató, violó o secuestró, a uno o a centenares de colombianos, no tendrá ninguna pena. Bastará la manifestación de aceptación del hecho, para que el victimario obtenga el perdón total.

Ni siquiera las iglesias confesionales que absuelven atroces pecados dejan de imponer penitencias para su saneamiento, así sean solo el rezo de muchos padrenuestros, rosarios y avemarías.

Así mismo, nadie conoce el inventario efectivo de sus tropas. Les será permitido asegurar que son 7.000 o 12.000 o 15.000 y la cifra real ser mucho mayor, o menor.- Los guerrilleros podrán optar por desplegar labores en cultivo y protección de coca, retenciones ilegales con fines de lucro o simples actividades de boleteo y vacunas a empresarios de la ciudad y del campo.

Esto continuarán ejecutándolo directamente como disidentes o, más fácil: como producto del cambio de su militancia engrosando las filas de los Elenos.

Si estos puntos son inobjetables e irrefutables tendremos como verdades evidentes que: no habrá reparación de víctimas; tendremos a 5, 10 o más Monos Jojoy's en el Congreso; el narcotráfico continuará su imperio; brillará impunidad total.

No es necesario hacer pedagogía y divulgar con detalle el texto completo del acuerdo, con lo que sabemos es imposible que el Gobierno logre un ‘Sí’ confiando que 4 millones y medio de Colombianos tomen una decisión riesgosa y plétora de peligros para refrendar un acuerdo que traerá consecuencias peores, oal menos iguales, a las que vive hoy el país. Ya todo está suficientemente anunciado.

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