Hace pocos años, una campaña electoral en el País Vasco era un ejercicio de alto riesgo para los candidatos de los partidos no nacionalistas que iban protegidos por guardaespaldas ante la amenaza de la banda terrorista ETA y su entorno. Afortunadamente, son cosas del pasado desde que la organización dejó las armas en 2011 tras cuatro décadas de lucha armada por la independencia de este territorio singular. Este domingo, hay una nueva convocatoria a las urnas en Euskadi -como se llama la comunidad autónoma en vasco-. La campaña ha demostrado el cambio a mejor en la sociedad vasca que ha dejado la violencia atrás.

Las huellas del pasado naturalmente siguen siendo un tema en el debate político, aunque no es ni mucho menos el asunto predominante. Antes del comienzo oficial de la campaña se produjo una polémica que muestra que Euskadi todavía está lejos de haber recuperado la normalidad. La junta electoral vetó la candidatura de Arnaldo Otegi, el líder histórico de los separatistas de izquierda, ahora agrupados tras las siglas EH Bildu. En una sentencia muy controvertida en su día, Otegi fue condenado a varios años de cárcel y la inhabilitación para ejercer un cargo público por haber intentado reflotar el partido independentista para así convencer a ETA de que dejara las armas y apostara por la lucha por vías democráticas.

Hoy Bildu y Otegi rechazan la violencia, pero aún les cuesta condenar el terrorismo de ETA sin ambigüedades. Prefieren hablar de todas las víctimas del conflicto, incluyendo los asesinados por la policía y los GAL, un grupo paramilitar creado por el gobierno socialista en los años 1980. En julio, el gobierno vasco, en manos del PNV, un partido nacionalista conservador, aprobó una ley que garantiza una indemnización para estas otras víctimas. Es una medida muy contestada por los conservadores del presidente Mariano Rajoy que se niegan a aceptar un discurso que equipara la violencia ejercida por ambos lados. Obviamente, fue infinitamente mayor el terror y el número de asesinatos causado por ETA en un sistema democrático. Pero no se le puede negar la condición de víctima a personas como Pili Zabala, candidata por Podemos cuyo hermano fue asesinado por los GAL. Ocurrió en un debate televisivo entre los aspirantes en el que Alfonso Alonso, del Partido Popular de Rajoy, fue incapaz de concederle a Zabala la condición de víctima, aunque poco después reconoció su error.

Rajoy ha recibido muchas críticas por aplaudir el Acuerdo de Paz en Colombia. Se le reprocha apoyar las concesiones hechas a las Farc mientras mantiene su intransigencia respecto a las demandas de parte de la sociedad para normalizar la situación en el País Vasco, por ejemplo el traslado de los presos de ETA a cárceles más cerca de Euskadi. Por supuesto, que Colombia y el País Vasco son escenarios difícilmente comparables. Pero en España también hace falta voluntad por parte del Estado para encaminar la reconciliación de la sociedad.

@thiloschafer