En Colombia, siguiendo a la FAO, la seguridad alimentaria y nutricional (SAN) es definida como la disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el consumo oportuno y permanente de los mismos en cantidad, calidad e inocuidad por parte de todas las personas, bajo condiciones que permitan su adecuada utilización biológica, para llevar una vida saludable y activa.

Esta definición descompone el fenómeno en cuatro componentes: la garantía del derecho a la alimentación y a no padecer hambre; la garantía del componente alimentario y nutricional; la interacción desde el nivel nacional hasta lo local; y finalmente la perspectiva de bienestar que integra la dimensión humana y ambiental.

Según la FAO, en 2015 había 795 millones de personas subalimentadas en el mundo. Y de manera agregada, en las regiones en desarrollo, la proporción de personas subalimentadas cayó de 23% en 1990-92 al 12,9% en 2015. Lo que fue valorado como un avance importante en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

No obstante, el último boletín de la ONU para la alimentación y la agricultura llama la atención sobre los riesgos de que la tendencia decreciente en la subalimentación mundial no se mantenga ante los nuevos escenarios de lento crecimiento económico y la caída de los precios básicos. Colombia en su compromiso internacional destaca como instrumentos de política para garantizar la SAN varias instancias: la comisión Intersectorial de Seguridad alimentaria y Nutricional, el Plan Nacional y los planes territoriales de SAN y un Observatorio Nacional de SAN.

Pero con todo y esto si bien las cifras agregadas, aunque parecen positivas por la reducción del hambre en menores de cinco años, son muy preocupantes en el caso de obesidad y sobrepeso. Para 2015, el 39% de las personas mayores de 18 años tenía sobrepeso, de las cuales, el 13% sufrió de obesidad. Esto último con gran influencia sobre la carga por enfermedades crónicas como cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares, que generan un gasto anual al sistema de 1,2 billones. Es decir la seguridad alimentaria no es solo no morir de hambre, sino también no morir por las consecuencias del sobrepeso.

Un vistazo general muestra que las estadísticas sobre niños que mueren por desnutrición en La Guajira se mantienen, y el desplazamiento forzado de los campesinos y la baja tecnificación de los que se mantienen en los territorios agrícolas encienden las alarmar sobre el auto-abastecimiento.

Aun cuando, según la Hoja de Alimentos de Colombia, el país es autosuficiente en materia alimentaria, las predicciones internacionales sobre el precio de los alimentos como cereales y leguminosas hace imperativo que todos los arreglos institucionales que fueron desarrollados para garantizar a 2019 la SAN intensifiquen los esfuerzos para que el arduo camino que se recorrió para cumplir con este ODM relacionado con desnutrición, no se vea profundizado ahora por la falta integración de las actividades productivas y la ausencia de educación sobre estilos de vida saludable.

*Directora del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de El Heraldo.