La pobreza hace referencia a un estado de privación del bienestar que, según el premio nobel de economía Amartya Sen, restringe la libertad de realización de las capacidades de las personas. En Colombia, el Dane mide la pobreza a partir de dos aproximaciones: directa e indirecta. La primera evalúa los resultados de satisfacción (o no privación) que tiene un individuo respecto a ciertas características que se consideran vitales, como salud, educación, empleo, entre otras; para lo cual se construye el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Y la segunda evalúa la capacidad adquisitiva del hogar frente a una canasta de bienes y servicios considerados mínimos vitales; y esto se hace mediante el cálculo de la pobreza monetaria a partir del ingreso.

La medición para Colombia del año 2016, divulgada por el Dane, muestra resultados no muy alentadores en el contexto actual, y bastante sensibles dependiendo del tipo de aproximación (directa o indirecta) que se quiera resaltar. Si miramos la incidencia de la pobreza monetaria, se registra un aumento a nivel nacional: para 2016, el porcentaje de personas clasificadas como pobres fue de 28%, frente a un 27,8% en 2015; aumento mucho mayor en las 13 ciudades principales y sus áreas metropolitanas, donde fue de 15,9%, 0,5 puntos porcentuales por encima del resultado de 2015.

Este cálculo parte de la idea, bastante controversial, de que un hogar compuesto por cuatro personas, sería clasificado como pobre si el ingreso total del hogar es inferior a $966.692, es decir un promedio por persona al mes de $241.673; cifra que asciende a $265.559 persona por mes si se vive en alguna de las 13 ciudades principales. En cuanto a la incidencia del fenómeno, se encontró que esta es mayor si el cabeza de hogar es mujer (31%), si no tiene ninguna educación o solo tiene primaria (39%), si se está desocupado (47%) o si no cuenta con afiliación a la seguridad social (38%).

Por su parte, cuando observamos el IPM, método directo, los resultados cambian. Según este resultado, la pobreza multidimensional pasa de 20,2% en 2016 a 11,8%; una reducción de 2,4 puntos porcentuales. Este resultado positivo fue promovido por mejoras en acceso a salud, logro educativo, aseguramiento en salud y las condiciones de hacinamiento en el hogar. En 2016, la mayor incidencia de pobreza multidimensional la presentaron la región Pacífica y Caribe, 33% y 26%, respectivamente; y la menor fue Bogotá con 5,9%, aunque cabe resaltar que Bogotá fue la única que presentó aumento en la incidencia de la pobreza multidimensional entre 2015 y 2016 (1,2%).

Con todo esto se tiene que la pobreza multidimensional mantiene su tendencia decreciente de los últimos seis años, mientras la pobreza monetaria y la extrema rompieron esa tendencia decreciente y aumentaron en 2016 respecto al año previo.

*Directora del Ieec, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de EL HERALDO.