Un hecho indiscutible es el aumento de la expectativa de vida en casi todos los países del mundo. Este avance, sin embargo, ha venido acompañado de un incremento también de los años vividos con enfermedad y discapacidad.
Las causas de enfermedad y mortalidad también han cambiado globalmente. Las enfermedades no transmisibles, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, representan para la sociedad una carga cada vez mayor que la ocasionada por las enfermedades infecciosas.
Los datos del reporte global de carga de la enfermedad para 2015 revelan, por ejemplo, que a nivel global alrededor del 71% de las muertes son atribuibles a las enfermedades no transmisibles, el 20% tiene que ver con enfermedades transmisibles y el restante con traumatismos.
Los datos para Colombia indican que cerca del 76% de las muertes son atribuibles a las enfermedades no transmisibles, el 9,4% a las transmisibles y el restante a traumatismos. Estudios para el país muestran que estas causas de muerte afectan de manera desproporcionada a los grupos socioeconómicos más bajos.
En Colombia es más probable que un pobre muera por enfermedad cardiovascular o diabetes que un individuo afluente. Estas diferencias tienen que ver con las diferentes capacidades que tienen los individuos para procurarse un cuidado médico adecuado, capacidades que a su vez dependen en gran medida de las barreras que enfrentan las personas para acceder a los servicios de salud.
Estas barreras no son solamente de tipo financiero sino que incluyen todos aquellos aspectos de funcionamiento del sistema de salud que generan o refuerzan patrones de discriminación basados en la condición o estatus. Dicho de otra forma, el grado en que las diferencias sociales, económicas, de género, étnicas, regionales, etc., se trasladan a resultados inequitativos en salud depende entonces de cómo funciona el sistema de salud.
Deberíamos preguntarnos si el sistema de salud en Colombia ayuda a corregir las desigualdades o si por el contrario las refuerzas. Con el ánimo de reflexionar sobre este asunto, el Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico, adscrito al Departamento de Economía de la Universidad del Norte, llevará a cabo el 20 de abril, en el Auditorio de la universidad, la VI Jornada Académica del OCSA: “Explorando el nexo desigualdad-salud”. Los esperamos.
*Profesor del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de El Heraldo.