Según el informe de sostenibilidad alimentario del Barrilla Center for Food and Nutrition Foundation, cada año en el mundo se desperdicia un tercio de la comida que se produce: 1300 millones de toneladas; lo que supone un coste de 750 mil millones de dólares al año. Al tiempo de este desperdicio, 795 millones de personas pasan hambre.

El mismo informe señala que solo con un cuarto de la comida que se desperdicia sería posible alimentar a quienes no tienen para comer. Un perfil interesante que devela el informe es que en los países desarrollados son los consumidores quienes desperdician más comida y en los países en vías de desarrollo esa pérdida de alimentos es mayor antes de que llegue al consumidor.

En la dimensión de pérdida y desperdicio de alimentos, Colombia ocupa el lugar 16 de entre 25 países analizados. Cada colombiano desperdicia un promedio de 32 kg de alimento al año, casi 1,6 millones de toneladas para el país al año. Si bien ese indicador no pareciera crítico cuando se le compara con los 197 kg por persona al año que desperdician los Emiratos Árabes y los 278 kg por persona al año de Estados Unidos, sí se hace preocupante cuando en el país, según Unicef, uno de cada diez niños sufre de desnutrición crónica. A febrero de este año, ya 25 niños habían muerto por desnutrición, y algunos estudios indican que la tasa de mortalidad por desnutrición en los adultos mayores duplica la de niños y jóvenes.

Verificando el patrón develado por el informe, en Colombia el desperdicio de alimentos parece que se genera en los canales de distribución; específicamente el informe califica este componente en el más bajo nivel, al considerar que la red vial es inadecuada para garantizar la correcta distribución de los alimentos, dado su grado de obsolescencia, mantenimiento e insuficiente oferta para satisfacer la demanda.

Al igual que la baja calificación en cuanto al desperdicio de alimentos se encuentran la eficiencia en la utilización del territorio para su producción y la diversificación de los cultivos. Según el informe, Colombia ocupa el lugar 24 de 25 en el índice de utilización de áreas agrícolas respecto al área disponible: apenas el 7,7% del territorio agrícola disponible es utilizado para la producción de alimentos. También ocupamos el penúltimo lugar en cuanto a la diversificación de la producción agrícola, al tener casi el 70% de la producción concentrada en caña de azúcar, palma (aceite y fruta) y plátanos; quizá estratégicos para la exportación, pero no necesariamente para la nutrición.

En un ambiente de constante crecimiento de la población, la coyuntura actual del país tal vez sea propicia para reactivar el campo con un propósito. La FAO estima que se requerirá un incremento del 60% en las tierras agrícolas para ajustarse a la creciente demanda de proteínas. Para Colombia, si las 4G funcionan quizá se reduzcan las limitaciones en cuanto a los canales de distribución, pero aún se requieren las reformas que incluyan más transparencia en el acceso a la tierra, mayor acceso financiero al sector agrícola, mayor oferta de vías y transporte, y fuerte infraestructura logísticas y tecnológicas que ayuden a promover una agricultura moderna y eficiente; y quizá así aportar a la reducción de las penosas cifras de mortalidad por desnutrición que viene enfrentando el país.

*Directora del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de El Heraldo.