Cartagena es una de las ciudades más racistas del país” dijo, con verdad evidente, la viceministra de Cultura, Zulia Mena García, en uno de los actos culturales del lanzamiento del proyecto Diáspora Africana, como parte del mes de la herencia Afro en Colombia. Mientras tanto, en Buenaventura el paro cívico llevaba casi una semana. Ambas ciudades, la desigual Cartagena y la olvidada Buenaventura son epicentro de la herencia africana en el país, son ciudades hermanas que nos demuestran que no hemos sido capaces de aceptar y corregir nuestro racismo.

El paro en Buenaventura se debe a que hace un año (y bueno, desde siempre), para acabar un paro similar, el gobierno le hizo a la región un montón de promesas: que carreteras, que escuelas, que hospitales, que infraestructura, pero claro, no se han cumplido ni el 5%. Como los colombianos no consideramos ni en nuestra imaginación al puerto más importante del país, las obras en Buenaventura no son lucidoras, y los funcionarios siempre terminan diciendo que las buenas intenciones se la traga la selva. En 2014, cuando se dijo que Buenaventura era la ciudad más violenta del país, Luis Carlos Vélez en ese entonces defendió la militarización de la ciudad diciendo cínicamente, y a viva voz, la excusa que todos los políticos usan para dejar a la ciudad en el atraso: “Es necesario que se establezca una especie de estado excepcional que le permita al ejecutivo mandar en el terreno. Si no lo hace, tirar dinero a un pozo corrupto, hambriento y violento que desaparecerá los recursos de la misma manera en que lo viene haciendo hace décadas”. Lo dijo como si la ciudad estuviera rodeada de monstruos sobrenaturales que se tragan todo a su paso y sin embargo esos monstruos se engordan con la negligencia del Estado.

Cartagena en cambio es “inolvidable” pero su problema está en la desigualdad. Pero Cartagena es desigual solo porque hay blancos para hacer contraste, ya que en este país, todos los territorios afro parecen abocados al olvido. Y en la misma Cartagena sucede. ¿O acaso es mentira que barrios de Cartagena con mayor población afro, son los que están más jodidos? ¿Acaso es mentira que al pelo apretado le llaman también “pelo malo” y que el negocio de salones de belleza de la ciudad gracias al imperativo general de borrar todo rastro de raza negra de la cara? Y en la ciudad muchos tienen el descaro de decir que en este país todos somos mestizos. Quizás, pero “unos son más mestizos que otros”.

Es el mes de la herencia Afro en Colombia, pero en el país no nos gusta decir que en la conquista y la colonia teníamos una economía esclavista, así de honda es nuestra historia de trata de personas, y nuestro racismo persistente explica que, desde entonces, el olvido y la desigualdad se hayan mantenido.

@Catalinapordios