Dos de las cualidades que más valoramos en los seres humanos son su capacidad de empatía y amabilidad. De manera general, las personas empáticas, colaboradoras, amables y carismáticas son excelentes en sus relaciones interpersonales y son percibidos como grandes amigos y compañeros.

Pero, como en cualquier aspecto de la vida, todo extremo es malo; y si llevamos la amabilidad y la empatía al extremo, corremos el peligro de caer en una actitud sumisa de forma patológica. La persona con personalidad sumisa lleva a que el otro acepte el rol dominante que se les ofrece de forma inconsciente. Nuestro bienestar y equilibrio emocional no depende únicamente de lo que nosotros ofrecemos al exterior, también tienen que ver los efectos que nuestras conductas y actitudes tienen en los demás, y en cómo nos afectan estas.

Las personas con personalidad sumisa no buscan la protección e influencia del otro; por el contrario, establecen un vínculo de dominio total e incluso mental con los demás.

Existen algunas características de personalidad comunes a las personas sumisas. Algunas de estas son:

1. Evitan el conflicto a toda costa: ellas evitan todo tipo de confrontación, así sea mínima; es por esta razón que dichos individuos hacen siempre sacrificios para evitar algún tipo de “choque” o “roce”, dedicando tiempo y esfuerzo para que los demás no se sientan contrariados u ofendidos.

2. Tienden a ser tímidos: estas no tienen por qué ser introvertidas, pero si son tímidas. Dichas personas piensan de forma obsesiva acerca de la imagen que proyectan hacia los demás y sobre lo que los otros piensan de ellos; esto es porque se consideran personas poco valoradas socialmente o con muchas posibilidades de causar una primera mala impresión.

3. Son poco asertivos: Las personas sumisas pocas veces exponen sus puntos de vista, opiniones y/o creencias. Este tipo de personajes prefieren centrarse en lo que otros quieren, o necesitan, sin tener en cuenta sus propias necesidades y motivaciones.

4. No buscan llamar la atención: quienes posean estas características de la personalidad no buscan ser protagonistas; el miedo y la ansiedad que les genera el hecho de poder sentirse humillados o generar conflicto por algo que hagan, los llena de temor y los paraliza ante cualquier situación.

5. Establecen vínculos de dependencia: ellas adoptan el rol de alguien que necesita protección, y por eso es habitual que establezcan relaciones asimétricas basadas en la dependencia.

6. Somatizaciones constantes: ya que no hay forma de llevar la contraria a nadie, la única manera que tienen los sumisos de darse un respiro es hacer que su cuerpo llegue al extremo. Es por esta razón que las personas sumisas se cansan mas, se enferman con mayor frecuencia, sufren de mayor estrés y ansiedad.