Pregunta: Envié un mensaje y me dijeron: “Hey, me escribiste una pastoral”. Me pareció una frase grosera, algo así como “¡¿para qué me escribiste tanto?!”. Mónica Denyer, Miami

Respuesta: Pablo de Tarso escribió catorce cartas que están en el Nuevo Testamento. Once fueron dirigidas a distintas comunidades y tres a dos pastores religiosos (una a Tito y dos a Timoteo) con instrucciones para el manejo de sus fieles, y por eso estas tres cartas se llaman “pastorales”. En el papel impreso de las biblias de hoy, con letras de punto muy reducido, esas cartas se ven cortas, pero escritas con la grafía y los toscos materiales de la época eran largas, muy largas. Cuando te digan que escribiste una pastoral, tómalo con humor, y el siguiente mensaje envíalo breve, muy breve.

P.: ¿Por qué les dicen godos a los conservadores? Xenia Lucía Pérez, Barranquilla

R.: Los godos eran un grupo germánico que desde el siglo IV hizo parte de las grandes migraciones de pueblos de ese origen. Contribuyeron a la caída del Imperio Romano y a la cristianización de Europa, aunque muchos optaron por la herejía del arrianismo. Una de sus ramas, la de los visigodos, llegó al noreste español, y sus miembros se mezclaron con familias ibéricas acaudaladas, crearon una nobleza, fundaron un reino, y los más retrógrados, a cambio del alejamiento del arrianismo, hicieron un pacto con el Papa, que les aseguraba estabilidad. Muchos españoles llegados a América presumían de su alcurnia, cierta o inventada, que habían heredado de algún godo linajudo. En Colombia, con dejo despectivo, se les decía godos a esos españoles, rancios y poco dados al cambio. Como paradoja, a los adeptos de Bolívar, que habían combatido a esos reaccionarios, para distinguirlos de los de Santander se les colgó el rótulo de ‘godos’, pues, aunque se decían republicanos, tenían ideas conservadoras parecidas a las de los godos españoles y evocaban una idílica sociedad colonial, en contravía de los santanderistas, de ideas liberales y vanguardismo político.

P.: Cuando le cuento a una sobrina algo exagerado o poco común, me dice: “¡Ajo, tío!”. ¿De dónde viene esa expresión? Beto Cross, n. d., USA

R.: En español existen las llamadas figuras de transformación, que son las que alteran la escritura o la pronunciación de una palabra sin cambiar su significado. Entre ellas están la apócope, que suprime letras al final, como gran (grande), moto (motocicleta); y la aféresis, que las suprime al comienzo, como mano (hermano), chelo (violonchelo). ‘Ajo’ es aféresis de ‘carajo’, e indica sorpresa, disgusto o irritación. En este caso hay algo más, pues ‘ajo’ es también eufemismo de ‘carajo’. Un eufemismo es el reemplazo de una palabra o expresión grosera, demasiado directa u ordinaria, por otra “más suave o decorosa”. Por ejemplo, ‘cola’ o ‘trasero’ por culo, ‘intervención militar’ por invasión, ‘enfermo mental’ por loco…

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