La presión a la que muchos padres se enfrentan hoy en día es aterradora. Cada día me sorprende cómo muchas mujeres se ponen en contra de otras sin respetar sus puntos de vista, creencias e ideales. Las que somos madres sabemos que la maternidad no es una tarea fácil y no viene con un manual de instrucciones.
Como padres, tenemos claro que el maltrato infantil y la negligencia emocional afecta negativamente el desarrollo de nuestros hijos, conocemos la importancia de poner límites y no ser permisivos, así como identificamos las conductas que afectan y/o potencializan la autoestima de nuestros hijos. Gracias a la ciencia, contamos con la información que nos muestra las consecuencias que tienen algunos de nuestros errores en el desarrollo de nuestros hijos; además, contamos con un sistema legal que nos protege y castiga a todos aquellos que realicen actos delictivos contra nuestros chiquitos.
Las madres hacen lo mejor que pueden con las herramientas que poseen. Sin embargo, existen personas que creen tener la ‘ultima palabra’ sobre la maternidad y los estilos de crianza. Estos personajes atacan constantemente a los padres, ya sea a través de las redes sociales u otros medios de comunicación. Lo irónico es que la mayoría de estos ‘predicadores’ hablan desde su experiencia y no porque sean psicólogos infantiles o licenciados en educación.
Cada vez que entro a una red social me sorprendo al ver cómo se han multiplicado los comentarios de las personas que juzgan los distintos estilos educacionales y de crianza.
Son muchas las razones por las cuales las ‘madres perfectas’ emiten juicios sobre tu maternidad. Basada en mi experiencia, y en la de muchas mujeres con las que he hablado y atendido, algunas de las razones por las que pueden catalogarte como una mala madre son: le diste tetero a tu hijo y no lactaste, trajiste a tu bebé por cesárea y no por parto natural, trabajas todos los días hábiles y dejas a tu bebé con un adulto responsable a cargo, sufriste depresión posparto y no eres capaz de manejar tus emociones, dejas que tu hijo (a) juegue con el Ipad y vea televisión por un ratico, pierdes la paciencia en algunas ocasiones y tu voz aumenta algunos tonos y eres mala madre porque le dices a tu hijo que no.
Si te identificas con las conductas anteriores, probablemente no seas una madre perfecta, sino una madre real. Aplaudo a las madres que amamos a nuestros hijos, pero tenemos dudas, no sabemos qué hacer en muchos momentos, quisiéramos estar con ellos todo el día a toda hora pero sabemos que tenemos que trabajar y obligaciones que debemos cumplir.
Como madre, y como terapeuta, considero que no hay madre perfecta y que cada una debe encontrar su propio camino. Un camino de obstáculos, errores, y alegrías, pero que nos hará disfrutar de la experiencias de la maternidad.