El fusil sanitario
La desgraciada ocurrencia de la reaparición de un brote de fiebre aftosa, erradicada de Colombia después de varios años de esfuerzos económicos de los ganaderos, coordinados por Fedegán, quien desarrolló y ejecutó vacunaciones por todo el país, marca una nueva etapa. La de la certidumbre de que la cadena prevencional ha sido rota. Unas reses venezolanas, contrabandeadas desde la frontera con Venezuela, donde por circunstancias conocidas, la vacunación es limitada, infectaron unos ganados en nuestro Arauca. El virus ya llegó a Cundinamarca. El ICA intervino las zonas rápidamente y las guías de transporte están suspendidas, como se recomienda para evitar nuevos contagios, centenares de reses están siendo sacrificadas y enterradas.
¿El que sacrifica pagará pronto?
El impuesto ‘de degüello’ supongo que no se causará a favor de sus beneficiarios fiscales, pues los animales morirán fusilados. En los pueblos “todo se sabe” y muchos hombres del campo deben conocer a quiénes están en el negocio de vender ganado contrabandeado barato, cruzando la frontera. El ganado vacunado, bien fuera por Fedegán o por los nuevos vacunadores escogidos por las nuevas decisiones del Minagricultura, no corre riesgo distinto a transportar el virus, pues no se enferma. Pero mientras tanto, el resto del ganado de esas zonas permanecerá inmóvil en las fincas adonde pasta. Como quien dice “fuera del comercio”, con el correspondiente perjuicio para la ganadería nacional.
Los ganaderos son más numerosos que los amigos cafeteros y a medida que aparezcan nuevos brotes, a pesar de los esfuerzos del ICA, las inmovilizaciones serán mayores y los fusiles sanitarios tronarán más a menudo. ¿El ministro de Agricultura, a quien le ha tocado ahora afrontar esta tragedia rural, tiene el dinero para indemnizar y muy rápidamente a los finqueros que les sacrifiquen sus reses? El ministro Cárdenas encontrará, de una, la plata para aportársela y a los mataderos frigoríficos que exportaban, esos pedidos o contratos suspendidos por los mercados externos ahora cerrados, ¿quién los compensa? La cadena de perjudicados comercialmente, los bancos con ciertos créditos que se pueden demorar en atender en las zonas afectadas, todo eso suma, y el Tesoro Nacional está como que corto. Eso dice el ministro Cárdenas a pesar del cacareado aumento de los recaudos.
Mercado internacional cerró fronteras
Ni el ganado en pie ni las carnes colombianas en muchos países ahora son admitidos, perdieron la visa comercial temporalmente. ¿Y los que contrabandearon las reses infectadas y los que se las compraron baratas sabían el origen veneco de los animales? De Agroexpo algunos prudentes expositores, dijo la TV, que se retiraron temerosos de exponerse al fácil contagio. El simple hecho de usar un camión que hubiera transportado reses enfermas puede transmitir la aftosa.
El asilo San Antonio
Después de 104 años de servicio social de protección y refugio a los ancianos y niños en Barranquilla, las Hermanitas de los Pobres, allá en la calle del Paraíso (47) con la carrera Progreso (41), están mandando un S.O.S., las donaciones privadas, para el día a día están este año reducidas. Las obras de mantenimiento de su vetusto edificio, donde las ha ido necesitando, se mantienen dignamente por aporte de una fundación cachaca, que les financió parte importante de un proyecto actualmente en obra, para albergar a 26 señoras mayores. De allí hubo que sacar para otras áreas para convivir sin riesgos con otras residentes.
Los costos de funcionamiento crecen a pesar de la disciplina monacal del gasto. Parte del asilo tiene niños y muchachas colegiales en espacios cedidos en comodato al Distrito de Barranquilla: la Escuela Madre Marcelina, que estupendos resultados en las Pruebas Nacionales del Saber han obtenido. Tanto el Distrito como el Atlántico son aportantes, pero he querido recordar a los tradicionales donantes particulares, que aportan un importante porcentaje complementario de los gastos del día a día. No olvidamos a quienes en la portería de la Calle del Paraíso dejan bultos de arroz, racimos de guineos, sacos de naranjas, moldes de queso costeño, latas de aceite, cajas de pañales y jabones, todo ayuda.