Hay quienes se enfocan solamente en el cielo oscuro y no en las estrellas, son personas que se enfocan constantemente en los errores ajenos, pasando por alto sus cualidades y virtudes.

Para estos personajes es costumbre mirar y examinar la vida de los demás detalladamente, sin tomarse una pausa y mirar por un momento la suya propia. Relacionarse con personas criticonas puede generar diversas consecuencias que van desde sentimientos de culpa, frustración y desmotivación, hasta la disminución de nuestro auto concepto.

Los “criticones” tienen una habilidad para detectar las debilidades y vulnerabilidades que tú como ser humano posees. Saben cómo minar tu autoestima y sacar a flote emociones tóxicas que no te agrada sentir.

Las conductas de estas personas se manifiestan de varias formas. Por mucho que estés ahí para ellos apoyándolos y acompañándolos, siempre te sacarán en cara las pocas veces que no estuviste, aunque hayas tenido muchos éxitos y triunfos siempre te recordarán tus tropiezos y fracasos. Así tengas razón en algo, harán lo posible para generar un debate y ridiculizar tu postura, y, cuando son ellos los de los errores, son incapaces de autocriticarse y de aceptar sus propios fracasos. Juzgan a los demás con las varas más altas de moralidad pero no utilizan dichos valores y criterios para con ellos mismos.

En general, las personas criticonas carecen de relaciones interpersonales sanas y asertivas. Frecuentemente, las críticas y el ‘veneno’ que botan estos personajes vienen desde sus propias frustraciones e inseguridades, que impiden que se miren ellos mismos y sean conscientes de sus carencias e insatisfacciones. Es por esta razón que criticar a los demás les permite poner el foco de atención fuera de sí mismos.

Todos en la vida hemos emitido críticas, más de una vez hemos realizado juicios y señalamientos injustos que después de un tiempo nos arrepentimos. Es por esta razón que antes de criticar, señalar y juzgar, es necesario vernos nosotros mismos en el espejo.