En los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe se vivieron en el país escándalos que todavía suscitan cuestionamientos. Hechos que le exigirían al actual senador explicaciones concretas. Hechos que demostrarían ineficiencia por no darse cuenta de semejante zafarrancho de delitos. O, en el peor de los casos, hechos que manifestarían su conocimiento y complicidad. Cualquiera de las opciones es inaceptable. Un expresidente y senador negligente, a quien todos sus funcionarios se la hacen, no es un buen gobernante. Tampoco lo sería un delincuente que goza de total impunidad.
Hecho #1 – Chuzadas del DAS.
A finales del 2009, se reveló el mayor escándalo de espionaje de la historia reciente de Colombia. El DAS realizó interceptaciones ilegales a magistrados, periodistas, líderes de la oposición y miembros de ONG. Los investigadores encontraron archivos con la información recopilada. Era evidente que esto era un acto de espionaje a gran escala.
Hipótesis: Supongamos que Uribe sí estaba enterado de las interceptaciones. Supongamos que es el Nixon colombiano. ¿Cómo es posible que siga sin responderle a la justicia?
Supuesta realidad: El expresidente ha afirmado en varias ocasiones que no ordenó ningún tipo de interceptación. Todo este espionaje ocurrió a sus espaldas.
¿Por qué le interesaría al DAS interceptar a opositores del gobierno de Uribe si él ni siquiera estaba enterado?
Hecho #2 – Falsos Positivos.
En el 2008 explotó otro escándalo. Los asesinatos extrajudiciales de civiles por el Ejército nacional. Se debían presentar resultados, así que se ofrecieron bonos y beneficios al Ejército. Mataban a jóvenes inocentes y los hacían pasar por guerrilleros dados de baja en combate. Existen más de 1.600 víctimas denunciadas y más del 90% de los casos están aún sin resolver.
Hipótesis: supongamos que Uribe autorizó los falsos positivos. ¿Cómo es posible que siga sin responderle a la justicia?
Supuesta realidad: Uribe negó todo. Manifestó que era una estrategia de desprestigio por parte de la guerrilla. Cuando estalló el escándalo, y era imposible ocultarlo, destituyó a algunos funcionarios del Ejército.
¿Es posible que un par de militares hayan logrado tal montaje con bonos y beneficios sin que el presidente de la República se diera cuenta?
Hecho #3 – Calumnia e injuria.
“Extraditable”, “pro Farc” y “violador de niños” son palabras que ha mencionado abiertamente Álvaro Uribe para referirse a determinados periodistas. Afirmaciones que carecen de pruebas. Calumnias e injurias que no han tenido ningún tipo de consecuencia penal.
Hipótesis: el expresidente sabe que cuenta con un gran número de seguidores y que sus palabras tienen trascendencia en la sociedad. Cuando le dice a Daniel Samper “violador de niños”, una calumnia atroz y sin pruebas, lo hace con la intención de destruirlo. Seguro de que no tendrá ninguna consecuencia legal porque nunca la ha tenido, a pesar de estar involucrado en peores episodios.
Supuesta realidad: Uribe ha manifestado que Samper viola los derechos de los niños por burlarse del nombre de una bebé. Por permitir que salieran menores de edad en ropa interior en una revista que él dirigía. Ha liderado una campaña de desprestigio jugando con las palabras.
Si el expresidente Uribe es defensor de la niñez y la juventud, ¿por qué no condenó los falsos positivos? ¿Por qué sigue revictimizando a las madres de Soacha? Si no tuvo nada que ver en las chuzadas, ¿por qué pública en Twitter correos personales de Samper? ¿De dónde los sacó? ¿Quién se los envió?
¿Hasta cuándo Álvaro Uribe seguirá involucrado en tantos escándalos sin responder?
@mariamatusv
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