Cada vez que menciono a los “médicos” Sales Puccini en alguna columna me mandan un mamotreto legal exigiendo una rectificación. Mi última columna sobre ellos se publicó en enero de este año, titulada “Cuidado con los médicos Sales Puccini”, y en ella hago un recuento de todas las denuncias por malas prácticas médicas que tienen los hermanoas Carlos y Francisco. En ella cuento como Carlos Sales Puccini práctica en sus pacientes un procedimiento que dice haber “inventado”, llamado “Surset Gástrico de Sales” (ojo a la megalomanía), cuyo procedimiento no ha podido ni sustentar en la Revista Colombiana de Cirugía (los editores rechazaron el artículo por falta de datos relevantes).

También hago una lista de las complicaciones que han sufrido sus pacientes –entre ellos la hija de la diseñadora María del Pilar Agámez, que perdió su estómago–, Gloria Granados –quien tras la operación llegó a pesar 32 kilos y casi pierde la vida–y el barranquillero Junior Machado Pérez que murio de paro cardiorrespiratorio tras pasar por su quirófano.

Por otro lado, Francisco Sales Puccini ha cobrado fama por destrozarle los senos a la periodista Lorena Beltrán, quien descubrió que él y varios médicos habían tomado unos cursos de cirugía plástica “express” en Brasil, que no cuentan para operar en ese país, pero que fueron convalidados irresponsablemente por el Ministerio de Educación y que permite que muchas de sus cirugías irregulares se hagan bajo la legalidad. Ambos hermanos están en la lista de 43 médicos cuestionados, cuyos expediente está siendo revisado por la Fiscalía.

A pesar de las más de 100 páginas en jerigonza legal que llegaron a este periódico para exigir mi rectificación, en realidad no hay nada que rectificar. Esta es una práctica que se ha vuelto popular en Colombia para censurar periodistas y se conoce como acoso judicial. Ni en esa columna ni en esta afirmo que alguno de los médicos es culpable, solo señalo que han sido denunciados por irregularidades y que, vaya casualidad, varios de sus pacientes tuvieron complicaciones mortales tras pasar por su quirófano. También alegan que no puedo decir que sus dudosos cursos en Brasil son “express”, pero afortunadamente las opiniones no están sujetas a rectificación.

Yo puedo opinar que los Sales Puccini son unos carniceros, y como periodista estoy legitimada para cuestionar a un cirujano que se haya educado con cursos cortos, incluso si el ministerio los ha convalidado. Esto se sustenta en varias sentencias de la Corte Constitucional: T-218/09, T-213/04, T-260/10, entre otras. Además, el hecho de que personas mueran o pasen por algo cercano a la muerte después de pasar por una cirugía estética es un asunto de interés público.

Pero lo más preocupante de la última misiva legal de los Sales Puccini es que incluye información médica de la periodista Lorena Beltrán, información que debe estar sujeta a la más estricta reserva, dado que según el artículo 74 de la Constitución Política sostiene que “el secreto profesional es inviolable”. Este comportamiento, contrario a la ley, merece acciones legales por parte de la periodista y solo reitera mi pobre opinión sobre la ética médica de estos matasanos.

@Catalinapordios