El Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Regional (Cider), de la UniAndes convocó el pasado jueves a un grupo de expertos, académicos e investigadores en Barranquilla, a una discusión sobre la planeación regional, su institucionalidad y perspectivas. Fue un debate franco y abierto, en el cual se resumió la experiencia del Corpes Costa Atlántica desde su creación –mediante la ley 76 de 1985–, hasta su terminación en 1999. En la década de los 90 el Corpes jugó un papel catalizador de proyectos e iniciativas regionales, a pesar del centralismo agobiante que siempre hemos vivido.

Vale la pena resaltar que la discusión sobre la ausencia actual de una institucionalidad regional que represente a los ocho departamentos del Caribe sigue siendo clave, pues estamos quedados ante la creación de la RAPE (Región Central y la del Pacífico), mientras en el Caribe seguimos vacilantes.

Continuamos con la agenda de reuniones de empresarios, gobernantes, ministros y presidente, donde pedimos cosas en forma aislada para cada departamento, y quedamos sometidos a la buena voluntad de delegados del nivel central y a sus promesas. Así nos la pasamos de año en año. La verdadera planeación regional, viendo la región como el Caribe, exige reales proyectos y programas regionales.

Nuestra excesiva pobreza y atraso relativo no se superará hasta que no tengamos instancias de planeación y ejecución incrustadas entre el nivel central y los territorios, donde nuestra voz se escuche anualmente a tiempo, en mayo de cada año, cuando se empieza a hacer el presupuesto de la Nación, y no tan tardíamente en el Congreso en los últimos meses del año. Cada departamento del Caribe aislado carece de capacidad de negociación. Además, los problemas portuarios, energéticos, ambientales, cambio climático, pobreza, educación, desarrollo productivo, ciencia e innovación, exigen estrategias integrales y coherentes a nivel de la región.

Si hubiésemos tenido institucionalidad regional no nos hubiese sucedido el desastre de Electricaribe, el fracaso de la APP del río Magdalena, el problema del gas, la tragedia de los niños de La Guajira, ni estuviéramos sumidos en un atraso vial de nuestras transversales. Supiéramos adonde apuntar con nuestro desarrollo energético y definiríamos prioridades en educación desde la región. Llevo más de dos décadas escuchando que nuestros municipios padecen debilidad institucional, que carecen de capacidad de ejecución, que recaudan poco, y que solo viven de las transferencias. Pero la respuesta del Gobierno ha sido modificar el SGP siempre a favor de los departamentos más poblados y desarrollados, reteniendo más recursos para los programas de la Presidencia. A los territorios se les exige, pero poco se les transfiere. Un esquema de verdadera descentralización implicaría que el Gobierno diseñe las políticas, pero que estas se ejecuten por los territorios, y no por operadores contratados por el Gobierno con sus chalecos en todos los municipios. En regalías los recursos se han desperdiciado mucho. ¡Hagamos la RAP del Caribe pronto! No bastan los foros como la Casa Grande Caribe.

@jparadacor