Observar la hilaridad con que el presidente Nicolás Maduro Moros, se dirige a “su pueblo” y al mundo, hace sentir pena ajena. No hay una sola alocución suya que no oscile entre la brutalidad y el ridículo.
Sin embargo, los adeptos al régimen no lo perciben así. Frente a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, de raigambre 100% madurista, sin limitaciones ni contra pesos, es forzoso concluir tres escenarios en el inmediato plazo: la consolidación del poder de la dictadura de Maduro; el advenimiento de una imparable guerra civil intestina; y/o, la intervención de las fuerzas de EEUU, para capturar a Maduro e imponer un régimen de transición, que convoque a elecciones.
Si bien es cierto, hay gran cantidad de países en el mundo, que no aceptan los resultados del proceso constituyente. No es menos cierto, que muchos otros Estados del orbe, le otorgan legitimidad a tal espuria elección. He allí el problema, pues existen voces en el mundo que inexplicablemente justifican y legitiman los nefastos hechos políticos sucedidos en Venezuela, soslayando la barbarie, persecución, represión y supresión de las libertades y derechos civiles y políticos.
Ahora bien, vale la pena preguntarse: ¿Alguien tiene duda en el universo del cariz dictatorial de Maduro? Las características fundamentales de la dictadura son entre otras, que su régimen tiene a su figura central vociferante en el dictador; no existe división de poderes; y su principal bastión y soporte, son las fuerzas militares.
A ello, se adiciona el control de los medios de comunicación social, y la instrumentalización de un “Estado de Policía”, que todo lo controla con su policía secreta. Entonces, vale la pena preguntarse:
¿Cómo llegó Venezuela, después de ser un país próspero, con una de las monedas más fuertes del hemisferio, a tener la inflación más alta del mundo y una miseria absoluta?
1.- La economía venezolana dependió durante el último siglo exclusivamente del petróleo que subsidiaba todo. Mineral que también generó gran exclusión social por el reparto inequitativo de la riqueza. 2.- La dirigencia política la constituyó durante lustros una élite que excluyó a nuevos liderazgos y que no se renovó. 3.- La nación venezolana, carece como sus pares latinoamericanos, de educación política. No se preparó para entender los cambios globales que, con la perestroika en 1985, enterraron la filosofía política implementada en el modelo económico de la Unión Soviética y del castrismo, y terminó comiéndole cuento al Socialismo del siglo XXI y aceptando a un inepto en el poder.