El fútbol es un juego de posiciones y de funciones. Estoy convencido de que los jugadores tienen un lugar de la cancha en donde se sienten más cómodos, más útiles. Una geografía que ellos conocen, que les brinda confianza y desde donde son capaces de exponer sus mejores cualidades.
Creo, como Jhon Maxwell, que hay una ley del nicho, esto es, que cada jugador tiene un lugar en donde hace explícitas sus virtudes y logra disimular sus deficiencias. Una función que habilita con más frecuencia las acciones que mejor y más natural le salen al jugador y que restringe aquellas en donde los defectos se puedan alebrestar.
Por supuesto que no me fanatizo con este concepto y acepto que algunas veces cabe la polivalencia rentable y también la evolución profesional. Este introito es para referirme a dos jugadores de Junior que desde mi óptica están siendo desnaturalizados por decisión del entrenador: Sebastián Hernández y James Sánchez.
Al primero lo ha rescatado de la desconfianza de la mayoría de los hinchas. Al segundo lo está convirtiendo en el centro de las críticas de los hinchas. Hernández es un volante de manejo, con técnica en el pase y cierta visión de juego. Eso es lo que naturalmente sabe hacer. Desde Giovanni Hernández, Sebastián empezó a cumplir un poco más las tareas defensivas como complemento, no como obligación primera. Ahora bajo la égida de Comesaña, Hernández es volante de primera línea, al lado de Pico y con una marcada labor de recuperación. Se esgrime, como argumento para valorizar la decisión, que él saca el balón limpio desde atrás.
En realidad, lo que ha ocurrido es que Hernández se ha robustecido físicamente y con una gran muestra de voluntad y adaptación está trabajando como un esforzado volante de marca. Y sabemos que el esfuerzo es premiado. El público se lo reconoce. Pero creo que su técnica y sensibilidad en el pase ha quedado para los pases de rutina. No ha sido, desde ahí, un valor agregado, es decir no participa en zonas y circunstancias más complejas aprovechando el nuevo panorama que le entrega su posición más retrasada.
Cualquier volante de marca que juegue en primera división debe ser capaz de hacer los pases que hace Hernández, y seguro que para marcar lo hace con más naturalidad que él. A James lo han puesto a combatir contra el rival y contra la raya. Recostado, enjaulado en la zona izquierda, le quitan todo el panorama. Esa área normalmente pide velocidad, gambeta y centros sobre la carrera. Justamente de lo que adolece Sánchez. Él es un jugador más estratégico, más distribuidor, que controla los ritmos desde su sentido colectivo y su visión de juego. Que desde el centro del campo organiza mejor el itinerario del balón. Mi opinión, solo eso.