Pregunta: ¿De dónde viene la palabra piropo? Óscar Díaz, Barranquilla.

Respuesta: Piropo, esa palabra o frase ingeniosa que se dice para cortejar o adular a alguien, deriva del latín pyrōpus, que la tomó del griego pyrōpós, formada por pyros (fuego –como en pirómano–), y por ops (ojo –como en óptica–). Por eso, una versión concluye que piropo “puede significar enviar fuego con la mirada”. Otra dice que ops, además de ojo equivale a cara, y que entonces pyrōpós traduce “con fuego o rojez en la cara”, como se ponían las de algunas mujeres al oír los piropos que les dirigían. Otra más afirma que en griego pyrōpós era un ‘ojo de fuego’ o un ‘rubí’, y que luego en Roma emplearon la palabra para clasificar gemas de color rojo, como ese rubí, que era símbolo del corazón y la piedra que regalaban los enamorados a las damas que cortejaban.

P.: Estudio español, y leo periódicos on line en ese idioma, entre ellos EL HERALDO. En él vi la frase “rasgarse las vestiduras”. ¿Cuál es su origen? Søren Årud, Oslo.

R.: Cuando los hebreos u otros pueblos del Oriente Próximo experimentaban sentimientos intensos y dolorosos solían romperse la ropa, aunque no por completo para continuar con ella rasgada y mostrar su aflicción. Esos sentimientos podían ser pesar por la muerte de alguien, furia, indignación, tristeza, vergüenza… Así, cuando le comunicaron a Job que sus hijos habían muerto “se levantó, rasgó sus vestiduras y se rapó la cabeza…” (Job 1:20); y cuando Caifás oyó que Jesús admitía que era el Hijo de Dios se indignó de tal manera por la “blasfemia” que rasgó sus vestiduras (Mt 26:65). Hoy la frase se emplea para indicar que no se debe dar importancia a un suceso cuando no la tiene, por ejemplo: “Perdimos el partido, pero no hay que rasgarse las vestiduras; quedan muchos más”; o para tocar un hecho del pasado, por ejemplo: “Cuando la Constitución del 91 declaró a Colombia un país laico, muchos rasgaron sus vestiduras”.

P.: ¿De dónde viene cliché? ¿Es lo mismo que estereotipo? R. Manotas, Barranquilla.

R.: ‘Cliché’ viene del francés cliché, plancha tipográfica usada en impresión; ‘estereotipo’ también es esa plancha, y viene de las voces griegas estereós (sólido) y typos (impresión, molde). Hoy, las dos palabras apuntan a una idea que se asume como cierta porque así lo ha creído nuestra comunidad en el transcurso del tiempo. Esta percepción colectiva, que se transmite de generación en generación, por lo general es errónea, y se basa en prejuicios regionalistas, étnicos o religiosos, que pueden ser ofensivos o halagüeños. Ejemplos de los primeros: “Los costeños son perezosos”, o “los cachacos no se bañan y son traicioneros”, o “los roqueros son drogadictos”, o “el peor español lo hablan en España”. Y de los segundos: “Los costeños somos alegres y francos”, o “los ingleses son puntuales”, o “las mujeres toleran más el dolor”, o “nuestro café es el mejor del mundo”.

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