Para los docentes sembrar en la mente de los universitarios la inquietud del conocimiento es una de las principales tareas de su labor. “Abrirles las entendederas”, decía el Hermano Genaro. Una misión cada vez más compleja en esta época de nuevas tecnologías, cuando hay que trabajar con, y contra, el internet. Es cierto que los jóvenes leen cada vez menos, pero también lo es que tienen más información en sus cabezas. Mucha más de lo que podemos imaginar.

Es por eso que eventos como Pensando en el Siglo XXI –que realiza la Universidad Autónoma del Caribe– se hace cada año con un cartel de lujo, sin importar tendencias de cada quien. La oferta intelectual es amplia. Allí encontramos expositores de izquierda, de centro o de derecha, cuyas intervenciones son un significativo aporte al menú diario de la academia. O pensadores que no toman partido, sino que plantean una línea filosófica que abordan ante centenares de adolescentes. Muchos de esos espectadores pueden estar lejos de los discursos de los expositores, pero esa es la forma de sembrar la semilla del conocimiento.

Otros estudiantes están claros, porque las nuevas tecnologías los han acercado al aparentemente desconocido invitado, y cuando lo escuchan ya tienen un perfil de este y de su propuesta académica. Es así como estuvo el expresidente mejicano Vicente Fox, que haciendo gala del temperamento azteca se vino lanza en ristre contra Trump y Maduro.

Quienes vienen son celebridades generadoras de noticias, pero sobre todo motivadores del pensamiento del siglo 21, como se denomina de manera oficial este evento anual. Es un lujo haber tenido con nosotros a mujeres premios Nobel de Paz como Tawakkul Karman, Rigoberta Menchú y Jody Williams. Y también al pensador Gilles Lipovetsky, entre otros tantos.

Una de las invitadas este año fue la politóloga Gloria Álvarez, con su propuesta sobre el populismo, tan de moda en estos días en Latinoamérica. Su conferencia se basa en la manipulación mediática por medio de las redes sociales, un tema que embelesa a los estudiantes.

El tema central de 2017 es la posverdad, una palabra nueva para algunos, pero usada desde hace 25 años y puesta en práctica toda la vida. No en vano ha tenido tanto éxito ese perverso consejo de “calumniad, calumniad…”.

En Colombia, un ejemplo de la manipulación, que clasifica en posverdad, es el de las habilidades tuiteras de Álvaro Uribe, hasta el punto que la gente repite como loro sus aseveraciones, aunque las más recientes encuestas de opinión le dan un alto porcentaje de impopularidad, nunca antes marcado en su contra, dado su reconocido nivel de caudillismo. La posverdad se ha tomado nuestras vidas con tanta fuerza que los medios de comunicación, en aras de audiencia, reciben información de terceros que no conocen y a quienes les dan el título de ‘periodistas’.

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