“Siento una voz que me dice: agúzate que te están velando.

Siento una voz que me dice: agáchate que nos están matando.

Y yo pasaría de tonto si no supiera, que uno tiene que estar mosca por donde quiera.

Y es por eso que yo digo de esta manera.

Que este Gobierno no sabe en qué se metió.

Agúzate. ¡Ponte pilas! Que el baile de la paz no nos cueste la vida”.

La famosa salsa de Richie Rey y Bobby Cruz cambia su letra y mantiene su melodía, esta vez para recordarnos que están asesinando a líderes sociales y defensores de derechos humanos por todo el país. El programa no gubernamental de protección a defensores de derechos humanos, Somos Defensores, lanzó una campaña que busca crear conciencia en la sociedad sobre la grave situación actual. Es una voz de alerta ante la oleada de muertes que desangran la realidad nacional.

Entre el 1 de enero de 2016 y el 5 de marzo de 2017 se registraron 156 asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos en diferentes regiones del país. Estos datos están verificados por la Defensoría del Pueblo en el Informe Especial de Riesgo:

“Violencia y amenazas contra los líderes sociales y los defensores de derechos humanos”. No se incluyen los casos presentados en los últimos cinco meses. Este año, más de 50 líderes han sido asesinados. Mientras que el Sistema de Información de Agresiones contra defensores de derechos humanos registró, “entre enero y junio de 2017, un total de 335 agresiones individuales contra defensores discriminados en 225 amenazas, 51 asesinatos, 32 atentados, 18 detenciones arbitrarias y 9 casos de judicialización. El incremento en agresiones contra defensores de derechos humanos durante el primer semestre de 2017, frente al mismo período de 2016, fue del 6%, pasando de 314 a 335”.

En Colombia es un riesgo pensar diferente, defender los recursos naturales, los derechos de las víctimas, los derechos humanos, la restitución de tierras, fortalecer las comunidades que están abandonas —y a nadie importan—, respaldar la paz, querer un futuro más incluyente y menos violento. Luchar por esto cuesta en un país como el nuestro. Aquí, cuando defiendes los derechos y la libertad te acosan, te amenazan, te desaparecen o te matan.

El Estado no brinda garantías, afirma que son casos externos, tampoco puede decir con certeza quiénes son los culpables. La realidad es que la situación está descontrolada. Los asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos se convierten en crímenes sistemáticos así el Gobierno y la Fiscalía no lo quieran aceptar. ¿Estamos a punto de vivir el posconflicto o regresando a los inicios de la guerra?

El fin del conflicto armado va más allá del desarme de las Farc. La vida debe respetarse, tienen que existir garantías para todos. Aunque el Gobierno no quiera admitirlo, los asesinatos no son casos aislados. Estamos ante la amenaza de un nuevo genocidio.

Los líderes sociales y defensores de derechos humanos juegan un rol fundamental en la sociedad. Promueven y protegen los derechos esenciales de los sectores más vulnerables. Defienden el derecho a la vida, debaten sobre la alimentación, el agua potable, la salud, la tierra, la educación y luchan contra la discriminación. Son personas que deberíamos proteger y defender, no matarlas hasta que la esperanza vuelva a desaparecer.

Agúzate que nos están matando. Agúzate que se repite la historia y el Estado se hace el pendejo.

@mariamatusv/ maria.matus.v0@gmail.com