Así se le conoce a Miguel Ángel López y aunque ya era una estrella desde que ganó el Tour de L’Avenir del 2014, fue en el 2016 cuando dio su primer gran triunfo al conquistar la que dicen es la cuarta grande, la Vuelta a Suiza.
La primera vez que corrió una grande fue precisamente en la Vuelta del año pasado donde iba de líder único del equipo Astana, pero un horrible accidente lo dejó por fuera muy temprano y sin poder demostrar su calidad.
Después de eso sufrió una fractura, lesiones y este año en la Vuelta a Suiza volvió a caer. Algunos expertos ya lo tenían descartado por la cantidad de lesiones, pero volvió en esta Vuelta y de qué manera. Ya lleva dos etapas y se muestra de lejos como el ciclista más fuerte en la montaña, por encima de Froome, ya que este lo ha intentado agarrar y no lo ha logrado.
Su segundo triunfo comenzó con un ataque de Contador a 26 kilómetros que al principio parecía una locura. El único que pudo seguirlo fue López y luego faltando unos kilómetros lo soltó no solo a él sino a Bardet y Adam Yates para llegar solo a meta. Lo importante es el mensaje que está dejando. Su fuerza está intacta. Ganar atacando cuando faltan 26 kilómetros subiendo es algo que no se ve mucho en estos tiempos.
Aprovecho para decir que estos son los ciclistas que necesitamos en este deporte. Ciclistas que arriesguen, que no sean tan calculadores y que no dejen todo para los últimos dos kilómetros. Y es que ciclistas como Froome lo que más le conviene son los ataques faltando pocos kilómetros porque él cobra cuando llega la contrarreloj mientras sigue el paso que le impone su equipo, el todopoderoso Sky.
En la última semana nos encontraremos primero con una contrarreloj que le dará mas ventaja a Froome, Kelderman, Nibali y Zakarin, Lopez podría perder 1:20 con Zakarin y Kelderman, su rivales para luchar por podio. Luego veremos etapas de media y alta montaña y ahí volará ‘Supermán’.