Más allá del imperativo ético de interesarnos por el bienestar de las personas que producen la riqueza, resulta que también hay buenos argumentos económicos para favorecer la libre movilidad de trabajadores, por lo menos en América Latina. Aunque muy probablemente los argumentos se aplican más allá del continente.

El reciente documento del Banco Mundial “Mejores vecinos: hacia una renovación de la integración económica en América Latina” es interesante en este sentido porque, a la vez que llama por más integración comercial, también llama por más integración de los mercados de trabajo, es decir, más libre movilidad para los trabajadores latinoamericanos.

La literatura académica y la evidencia empírica ofrecen buenas razones económicas para defender esta idea, ciertamente revolucionaria. Reproduzco aquí cuatro que el propio informe mencionado resalta (¿y quién podría decir que el Banco Mundial es ‘castrochavista’?)

Primero, hay ganancias de eficiencia que se derivan de mayor integración económica, pero que si esta consiste en mera integración comercial no se pueden capturar: para capturarlas se requiere también integración laboral. Un ejemplo es la migración de trabajadores de firmas y sectores con baja productividad a firmas y sectores con alta.

Segundo, la migración puede conllevar transferencia de conocimientos y ello favorece el crecimiento. Tercero, para ciertos sectores en particular ser capaces de atraer talento internacional es esencial; las universidades, señalo yo, son un ejemplo claro. Cuarto, mayor libre movilidad de trabajadores puede contribuir a mitigar los efectos de choques macroeconómicos negativos, pues ellos podrían buscar oportunidades en otros países en respuesta a tales choques.

Basta de hipocresía, avancemos hacia la libre movilidad de trabajadores. Si casi todos los hacedores de política económica favorecen el comercio internacional y, especialmente, la libre movilidad de capitales ¿por qué, al mismo tiempo, es casi imposible encontrar alguno que también favorezca la libre movilidad de trabajadores?

¿Queremos una América Latina donde transiten libremente las mercancías y los capitales, pero en la que los trabajadores que quieran mejorar su vida estén encerrados en sus fronteras nacionales? No, respondo sin temor a equivocarme. Basta de hipocresía: los trabajadores son de hecho más importantes que las mercancías y los capitales.

*Profesor del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de EL HERALDO.