Es un compromiso ciudadano luchar contra la ‘doble moral’, que se ha apoderado de la sociedad en Colombia. Si la gran mayoría actúa con ‘doble moral’, es imperativo que se empiece con un cambio interior en cada persona. Decir que la ‘doble moral’ es haber exclusivo de lo público es una gran mentira, pues es una pandemia social extendida a todos los estamentos públicos como en la vida privada colombiana.
Según Kant, la moral es un criterio universal, considerando que toda acción del hombre es moral y todas las personas deben llevarla a la práctica, por lo que debemos siempre hacer lo correcto.
Desde la perspectiva del filósofo, la moral debe ser un eje transversal de la vida en sociedad, que obliga a todos los seres humanos a ceñir su actuar a lo correcto. Sin embargo, en las últimas décadas se ha acuñada en el país la frase ‘doble moral’ para referirse a quienes actúan opuestamente a la moral, pero expresan en público todo lo contrario.
Es decir, es el calificativo de la persona que expresa públicamente ser una persona de buenas costumbres, apegado a la ley y asume una postura impoluta. Pero su actuación, prospección y comportamiento público y muchas veces privado, es incoherente con lo que expresa muchas veces a todo pulmón. Inclusive a las personas que actúan con ‘doble moral’ se les olvida fácilmente el propio lastre que cargan acuestas, producto de sanciones sociales, punitivas y morales, resultantes de sus propios actos.
En una sociedad como la colombiana donde todo se vale: atajos, cultura del dinero fácil, la mentira y el encubrimiento del delito, se debe iniciar una campaña para recuperar la moral pública como la privada. No hay duda que la ‘doble moral’ nos ha cogido ventaja, ya es cultural, parece válida e insalvable. Sin embargo, estamos justo en el momento de quiebre para acabarla. Los procesos democráticos, judiciales y sociales que están en curso son una oportunidad de oro para denunciar, rectificar y no cohonestar con personas y hechos de ‘doble moral’.
Es el momento perfecto para que cada ciudadano reflexione, y de manera autocrítica se comprometa a ceñir todas sus actuaciones de manera coherente a parámetros morales. Es decir, que cada quien, desde su rol social, desde lo público como de lo privado, respecto de lo que piense, exprese y realice, sea coherente con la moral que reclama hoy la sociedad colombiana. El compromiso personal máximo social de cada colombiano debe ser el de no actuar con ‘doble moral’.