Entre el Papa, los huracanes y el fútbol, pasó inadvertida la noticia referente a las importaciones de maíz desde Estados Unidos que utilizaron una posición arancelaria beneficiada en el TLC con ese país, que aparentemente no les correspondía. El tema surgió de una inspección que hizo la DIAN a unos contenedores en Santa Marta, a los que les hizo pruebas de merceología y encontró que sus contenidos no cumplían con su descripción, e involucra sumas fabulosas.
Informan los medios que según un estudio del exnegociador de ese capítulo del TLC Andrés Espinosa, el monto del arancel dejado de pagar por lo que podría ser un uso incorrecto de los contingentes de maíz negociados en este puede ascender a USD426 millones, o sea alrededor de $1,25 billones. Y el mecanismo ha sido simple. Por un lado, en el TLC se negoció un contingente para maíz amarillo duro, USA Grado No.2, clasificado en una subpartida específica en el arancel que exige el cumplimiento de unas características físicas concretas (tipo flint). Por el otro, el maíz que se ha venido importando –y que corresponde al de los contenedores inspeccionados en Santa Marta– es un maíz dentado (tipo dent), de inferior calidad, que no cumple las especificaciones del contingente negociado y debe ser clasificado en otra posición arancelaria.
Importar una mercancía por una partida distinta a la que le corresponde (en este caso, por la acordada en el TLC) para rebajar un arancel, puede constituir una falta muy seria. Habrá que esperar, entonces, a que se hagan y culminen las investigaciones del caso y se concluya si Colombia ha dejado o no de recibir aranceles a los que tenía derecho. Es importante que exista una aclaración final para el país y sus débiles finanzas.
Lo que es inaudito es que también informan que –aun sin haberse concluido esas investigaciones– en un Comité Agrícola del TLC se habría acordado “modificar el texto del acuerdo en una reunión de la Comisión Administradora del tratado, que se realizará en Washington en los próximos días”. La idea es incluir una nota en el numeral 14 del apéndice 1 del Anexo 2.3 que diría “se entiende que dentro del contingente de maíz amarillo se encuentra el maíz amarillo dentado”. O sea que ese Comité ha decidido hacer una modificación unilateral en el TLC en beneficio de Estados Unidos, a cambio de nada. O, mejor dicho, a cambio de nada para Colombia.
Modificar la definición de un producto sometido a contingentes favorables en el TLC no es un asunto menor. Si por la vía de una nota en un anexo, Colombia va a permitir que entre sin arancel un maíz de inferior calidad y precio al que se produce en el país, afectando seriamente la producción nacional y los ingresos fiscales, lo mínimo que debe esperarse es que Estados Unidos haga concesiones en sectores que mantiene protegidos. Si la situación fuera la opuesta, y estuviéramos nosotros exportando con beneficios arancelarios a EEUU algo que no se enmarca claramente en el texto del TLC, seguramente ese país no correría a hacer ajustes ‘técnicos’ o de ‘lenguaje’ sin buscar algo a cambio.
Es malo que el TLC con EEUU, además de afectar la soberanía nacional, haya transformado el superávit comercial que teníamos con ellos en un déficit crónico. Es un escándalo que ahora unos burócratas, con un inmenso costo para el Fisco, empeoren ese pésimo tratado mediante concesiones y ‘aclaraciones’ unilaterales.