La estabilidad monetaria depende de variables como la confianza en el banco emisor, el crecimiento económico y la inflación. Para fortalecer la moneda como construcción social, hay algunos procesos que pueden realizarse: la sustitución dela moneda por una diferente, como la dolarización en Ecuador; la estabilización de la moneda a través del cambio en la unidad monetaria de un país (pasar de soles a nuevos soles como en Perú); o la normalización, que consiste, por ejemplo, en quitar ceros a la moneda actual (Argentina y Venezuela).
En abril de 2017, el Banco de la República lanzó lo que denominó la nueva familia de billetes de $2.000, $5.000, $10.000 y $50.000 con el fin de mantener del flujo de efectivo, modernizar el diseño, la seguridad y contribuir a la preocupación asociada a la discapacidad visual, pues facilitan su uso gracias a la diferenciación de tamaños en las denominaciones y a la incorporación de elementos táctiles.
Al mismo tiempo, lanzó el de $100.000, lo cual fue considerado poco práctico, salvo en el caso en que deban transportarse en efectivo grandes sumas de dinero. Y es que un billete de tal denominación restringe su uso a este tipo de movimientos, que, por el avance en las operaciones financieras electrónicas, encontró poca recepción en algunos de los usuarios.
Pero gustó en quienes prefieren no hacerlo a través del sistema financiero por el alto costo transaccional que esto conlleva (costos en el uso de cajeros y canales informáticos, 4 por mil, entre otros).
Como balance, no existe evidencia de altos costos asociados al nuevo billete, por ejemplo, en las presiones inflacionarias que podría acarrear (para junio de 2017 la inflación fue del 0,11% y se ha dado una importante desinflación); y no pueden desconocerse los posibles altos costos en términos de la seguridad asociada al transporte de los billetes de tal denominación. Al mismo tiempo, con el billete se reducen algunos de los costos financieros de este tipo de transacciones, sobre todo si el dinero se encuentra de por sí fuera del sector financiero.
Una posible respuesta de este sector asociada a la reducción de costos para sus usuarios desincentivaría el uso de estos billetes y volvería atractivo el uso de canales electrónicos. Un detalle adicional es que el billete ya no tiene los tres ceros, con lo cual podría pensarse en el inicio de un proceso de normalización de la moneda.
*Profesora del IEEC, Uninorte. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen la posición de la Universidad ni de EL HERALDO.