Dormir por la noche y estar despierto durante el día es un ejemplo de un ritmo circadiano relacionado con la luz. El reloj circadiano en los mamíferos se localiza en el cerebro, dentro de un grupo de neuronas del hipotálamo. La destrucción de esta estructura lleva a la ausencia completa de ritmos circadianos. Todas las especies tienen relojes biológicos, que sirven para adaptar a los individuos, indicándoles cuándo es de día y cuándo de noche. Dichos relojes son definidos por genes que se reconocen ahora como parte fundamental de la maquinaria para la vida.
Aunque la existencia de los relojes biológicos en nuestro organismo fue postulado desde hace muchos años, fueron los estadounidenses Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young quienes lograron con sus descubrimientos conocer en gran parte los mecanismos moleculares que regulan los ritmos circadianos. “Sus estudios desde hace varios años explican, entre otros, cómo las plantas, los animales y los humanos adaptan su ritmo biológico de manera que esté sincronizado con las revoluciones de la Tierra”, dice la Asamblea Nobel en el comunicado en el que anuncia el premio. “Nuestro reloj interno regula funciones críticas como el comportamiento, los niveles de hormonas, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo. “Un desajuste crónico entre nuestro estilo de vida y el ritmo dictado por nuestro reloj interno” se ha asociado a un aumento del riesgo de varias enfermedades, el cáncer, enfermedades neurodegenerativas y trastornos metabólicos, como la diabetes. Los cambios de horario por los viajes están relacionados con desórdenes del sueño, la depresión, el trastorno bipolar, la función cognitiva y la formación de recuerdos.
Trabajando junto a Jeffrey Hall en la Universidad Brandeis, en Massachusetts, Rosbash identificó en 1984 un gen llamado period, que regula los ritmos circadianos de las moscas. Este gen también fue identificado de manera independiente por Michael Young en la Universidad Rockefeller de Nueva York. De acuerdo con estos descubrimientos empezamos a entender el comportamiento diario de las personas, sus horas de mayor producción, recordemos al Joe Arroyo, el Centurión de la Noche, quien produjo sus mejores obras musicales durante las altas horas de la noche o en la madrugada. Conocer nuestro ritmo circadiano nos ayudará a utilizar mejor nuestras facultades, actividades con mayor energía, producción intelectual o artística, y muchas más.
Los descubrimientos sobre el ritmo circadiano no pueden ser ignorados, estos fueron opacados por las eliminatorias a un mundial de fútbol, un intento de separación de un país europeo, la conformación de una nueva mafia en la justicia, y tantas noticias más. Por ahora, solo nos queda la esperanza de que algún día podamos investigar algo sobre nosotros mismos, como qué tuvo que ver el ritmo circadiano en el cambio de hora del partido de nuestra Selección Colombia.