En pleno camerino, en un rincón, solo y recogiendo sus pertenencias, unas horas después del jolgorio, de la celebración, de los abrazos producto de haber levantado la Copa como campeón del mundo, el jugador le espetó la inquietante pregunta: “Profe… ¿y ahora qué?”.
Había cumplido su sueño y ahora no sabía qué venía, por qué iba a seguir luchando si ya había llegado a la meta. ¿Qué sentido tiene buscar la meta cuando ya estás ahí? Pregunta el escritor Juan Villoro, y luego consigna “lo peor del éxito es que elimina el placer de esperarlo”.
No sabemos qué le respondió el entrenador a aquel angustiado jugador por el futuro de su pasión, quizá que disfrutara esta al máximo y que la transformara en el punto de partida de otra.
Cuando se consigue el objetivo suele aparecer esa sensación de culminación, de final del camino que apacigua la ambición y provoca una perturbadora incertidumbre si no se renueva la mística y se replantean los objetivos.
En el caso de los jugadores de la Selección Colombia después de haber alcanzado la tan deseada y difícil clasificación al Mundial de Rusia, la respuesta es más sencilla: ahora viene el Mundial. No hay mejor recurso motivacional que competir frente a los mejores, que ser actores del evento de mayor convocatoria mundial.
Pero la pregunta, en este caso no solo busca descubrir rápidamente el propósito que energizará las voluntades y las capacidades de los jugadores, el Mundial, sino también qué viene con relación al equipo como tal. Cuál es el plan a partir de ahora. Cuántos partidos de preparación y frente a quién jugará. Qué hacer para que Ospina tenga continuidad estos meses para que no se vea tan inseguro y sin los reflejos de siempre como en estos dos últimos partidos.
Dónde encontrar y potenciar unos buenos laterales para competir con Arias y Fabra. Cómo incorporar mediocampistas que puedan aportar el orden y la disciplina defensiva de Sánchez y Aguilar, pero que al tiempo puedan sumarse con más técnica y calidad a la zona de generación para hacer crecer las variantes ofensivas. Cómo hacer para que el equipo genere fútbol, tenga elaboración y peligrosidad más veces y con más continuidad.
Estar atentos, y si es necesario, coadyuvar para que James en el Bayern logre reencontrar su nivel que en los dos últimos años ha estado muy por debajo de su categoría. Mirar e incorporar algún delantero con otro perfil, con habilidad y desborde para complementar y enriquecer a Falcao. No tengo dudas, Colombia consiguió merecidamente su tiquete a Rusia, sin un gran nivel en su juego, pero con talante competitivo para sumar puntos. ¿Y ahora qué? Pues a mejorar lo primero y a sostener lo segundo.