José Quintana está haciendo historia para Colombia en el béisbol de Grandes Ligas. Sus ponches y victorias están a la altura, y deberían generar en los medios nacionales el mismo impacto mediático, de los pedalazos de Nairo Quintana, los saltos de Caterine Ibargüen, los triunfos de Mariana Pajón, los goles de James Rodríguez o los logros de cualquier otro deportista nacional.
En el Caribe colombiano, donde estamos más familiarizados con el bate y la manilla, comprendemos mejor la relevancia de las tres apariciones de Quintana en la postemporada de los Cachorros de Chicago. La primera fue en el tercer juego de la serie divisional ante los Nacionales de Washington (5 episodios y dos tercios, dos hits recibidos, una carrera, una base por bolas concedida y siete ponches), la segunda se dio en el quinto y definitivo capítulo del mismo choque (dos tercios, un hit, un boleto gratis y ninguna rayita) y la tercera, el sábado anterior en el duelo inicial de la final de la Liga Nacional ante Los Dodgers de Los Ángeles (5 innings, dos imparables, dos carreras, dos bases por bolas y cuatro abanicados).
En las tres oportunidades, el colombiano cumplió una buena labor monticular que nos despierta el orgullo patrio y nos hace soñar con una hazaña parecida a la que protagonizó el gran Édgar Rentería hace ya casi 20 años, cuando ganó la Serie Mundial con los Marlins de Miami.
Ojalá se repita una gesta similar. Quintana, que es el primer lanzador criollo en una serie de campeonato del béisbol de élite, y Cachorros pueden dar la pelea.
Lástima que del otro lado Giovanni Urshela, que tuvo una aceptable temporada (muy destacada con el guante), resultó eliminado con los Indios de Cleveland después de estar a solo un juego del paso a la final de la Liga Americana. No pudieron contener a los poderosos Yanquis, que remontaron la serie divisional 3-2.
A propósito de este maravilloso deporte, desde hace algún tiempo están implementando la tecnología que el fútbol aspira a incluir en sus competiciones para ayudar a decidir a los árbitros en las jugadas polémicas.
Estoy de acuerdo con el uso del video que evita goles fantasmas como el que Panamá le anotó a Costa Rica en la eliminatoria de la Concacaf, pero hay que tener claro que no es perfecto ni acaba todas las controversias. Hay acciones tan cerradas, como una que vi en el juego Cachorros-Dodgers, donde realmente resulta muy complicado dar un veredicto y por más que se repita 20 veces y de distintos ángulos, no se aprecia con total claridad quién tiene la razón.
Que prueben el VAR en la final de la Liga Águila, es un apoyo más para los jueces que reduce las injusticias, pero no aclara absolutamente todo.