Dos personas muy valiosas definitivamente se encuentran en el lugar equivocado, y es bueno que sepan que llegará un momento en el que quienes los han promovido o, mejor, usado literalmente, los dejarán abandonados a su suerte. El primero es Luis Felipe Henao, un joven interesante, bueno como el pan, que lo sacaron miserablemente del Ministerio de Vivienda cuando su jefe quiso para darle gusto a los Char y nombrar a Elsa Noguera. Recuerdo el desconcierto que produjo su abrupta salida cuando tal vez ha sido el único que ha pasado por esa cartera con la conciencia de que no basta con regalarles casas a los pobres. Fue una verdadera lástima, porque más temprano que tarde quedará en claro que los beneficiarios del programa de casas subsidiadas en un 100% también requieren otro tipo de apoyo para adecuarse a cambios drásticos en su forma de vida.

Pero ese costo se lo han reparado y su jefe, Vargas Lleras, le ha dado un gran protagonismo que termina con el nombramiento por parte del hombre más rico del país, Sarmiento Angulo, para que dirija el nuevo centro de cáncer del país. Como la experiencia es que personas como Luis Felipe, tarde o temprano se enfrentan a contradicciones con sus propios valores, es muy posible que cuando a Vargas Lleras no le funcione este profesional, lo descarte sin mayores miramientos. Así funciona esta sociedad de politiqueros sin escrúpulos o de poderosos que usan a la gente hasta cuando les conviene.

Otro caso similar es el de Iván Duque, un buen economista, bien formado, joven e inteligente. Para muchos es una sorpresa que siga dentro del Centro Democrático que funciona solo al ritmo que determine el jefe Álvaro Uribe Vélez. Varios hechos permiten concluir que Iván Duque está en el lugar equivocado. Como buen economista es difícil entender cómo se siente cómodo con el director de su partido, para quien la economía no tiene la importancia que le otorga un buen profesional en esta materia como él. Por su corta carrera, tal vez él se habría demorado más en llegar al Senado de la República y a ser precandidato presidencial si no hubiese sido parte de las listas de Uribe.

Pero difícil imaginárselo con personajes como la representante Cabal, que no es precisamente de los políticos más serios e ilustrados de su colectividad. A pesar de tener muchos méritos, difícil que sea el alfil de Uribe en la campaña presidencial porque a los más doctrinarios de ese partido no les gusta Duque. No lo ven totalmente entregado a la causa de hacer trizas el Acuerdo Final con las Farc, por ejemplo. De nuevo, es muy posible que cuando lo crean demasiado independiente lo saquen del ring.

Es una lástima que estos dos personajes estén en el lugar equivocado, porque con seguridad llegará el momento en que sus propios valores los lleven a enfrentamientos que les pueden salir muy caros. Ojalá, cuando esto suceda, busquen a aquellos que nunca entendieron por qué se vincularon a políticos tan diferentes a ellos.

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