En esta semana se ha especulado activamente sobre la posible unión de la derecha. Es algo que sigue cautivando la imaginación de los que quieren definir cuanto antes el resultado de la elección presidencial y que se resuelva en contra de la paz. Lo que renovó el entusiasmo en ciertos medios fue la entrevista que Uribe le concedió a Canal Capital la semana pasada, que se ha presentado inexactamente como una apertura hacia Vargas Lleras.
A pesar del revoloteo que ha creado, lo que dijo Uribe no da para ser excesivamente optimista sobre esa posibilidad por lo menos en lo que se refiere a que Uribe apoye a Germán Vargas y se despeje el panorama electoral para la derecha. Aparentemente lo que el jefe del Centro Democrático está buscando es contar inequívocamente con Cambio Radical para hundir la JEP en el Congreso y poner en aprietos al Gobierno. Lo que hasta ahora han logrado el Centro Democrático y Cambio Radical es confirmar en directo y en tiempo real la falta de consideración y de respeto a la opinión pública de los parlamentarios opositores a la JEP que no asisten a las sesiones del Congreso sino a la hora de almorzar, para demorar e impedir que se apruebe una ley necesaria a la que le temen unos pocos, entre los que se cuentan congresistas que se han declarado impedidos. Difícilmente van a ser una alianza con la que se construya algo positivo.
Le preguntaron a Uribe los entrevistadores de #Despierta Bogotá si le abriría las puertas a Vargas para una coalición en la primera vuelta, y respondió que “Vargas no necesita que yo le abra las puertas”, se refirió a él en términos moderadamente elogiosos, y aprovechó para incitarlo a pelear con Santos indicando que “lo que necesita es que Santos no se las cierre”. Uribe no entiende cómo alguien “tan inteligente como Vargas” le permitió a Santos crearle tantos problemas políticos que lo han puesto a cargar con el rechazo al proceso de paz, y dice que Vargas tendría que hacer una gran rectificación. Expresa claramente que una coalición con él en este momento le resulta difícil porque ya tiene otra en marcha en la que aspira a contar con Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez, y una metodología para escoger el candidato del Centro Democrático a la Presidencia.
Esta no es una bienvenida sino una notificación amable a Germán Vargas de que para poder aspirar a ser miembro de esa coalición debe arrepentirse públicamente de su colaboración en el gobierno de Santos y posiblemente pelear con el presidente por el daño que supuestamente le hizo a la candidatura, cuando lo que hizo Santos fue entregarle los sectores más vistosos y dinámicos de su gestión para que se posicionara.
Ese oso no lo va a hacer Vargas Lleras. Lo que él tenía en mente cuando se relanzó era que el Centro Democrático y sus aliados adhirieran a su candidatura de “centro”. Esto no va a suceder a menos que Vargas pase a la segunda vuelta y el candidato de Uribe no. Por ahora, Germán Vargas está solo y la coalición de Uribe está encartada con un exceso de candidatos: cinco “uribitos”, Marta Lucía, Ordóñez, Óscar Iván y Luis Alfredo Ramos.