Junior rozó el ‘Maracanazo’. Estuvo a solo 15 minutos de protagonizar una histórica victoria ante el encopetado Flamengo en el mítico estadio de Río de Janeiro. Obvio que duele que se le haya escapado el triunfo en el remate del juego, claro que queda un sabor agridulce por lo que pudo ser y no fue. Sin embargo, siento más orgullo que frustración, más ilusión que decepción, más motivación que preocupación, más optimismo que pesimismo. No me cabe la menor duda de que la cumbia es capaz de silenciar la samba.

Sí, uno se emociona cuando ve que Junior controla, se pone en ventaja y hasta tiene opciones para ampliar el marcador en pleno Maracaná. Se pudo empatar o ganar. Sí, cierto. Pero, de cualquier manera, la serie está vivita y coleando, esto sigue en Barranquilla, con un estadio Roberto Meléndez que tiene que estar a reventar y concentrado en apoyar 100% a su club. No hay excusas para que quede una silla vacía en el ‘Metro’.

Con el aliento de su gente, en su ambiente, con confianza y, sobre todo, con su buen fútbol colectivo y el talento y el carácter individual de los jugadores, es factible remontar el 2-1 con el cual se selló el primer round.

La pelea continúa. No digo que la remontada está garantizada por el simple hecho de jugar de local, tampoco aseguro que será tan fácil como bañarse en las playas de Copacabana. Flamengo es un equipo con jerarquía al que no se le puede dar ventajas y no va a salir como un manso corderito al gramado del Metropolitano, pero tampoco es una fiera indomable, no es imposible derrotarlo. El jueves quedó demostrado que sí se puede dominar y superar. Hay que afinar cosas. Pero claro que se puede voltear la torta.

Junior no mereció perder. Cumplió una digna y destacada actuación en Brasil, especialmente en la primera etapa. En el segundo período, en medio de la lógica reacción local, retrocedió bastante, extravió la pelota y comenzó a padecer con una de las falencias a corregir: el juego aéreo.

Flamengo encontró por esa vía la manera de hacer daño y darle un giro al desenlace del juego en Brasil. Lo otro que hay que pulir es la definición. Los dirigidos por Comesaña deben ser más contundentes en el área rival. No se puede perdonar a un adversario con las charreteras del ‘Fla’. Si se le pone contra las cuerdas hay que noquearlo con goles. Igual ante América, este lunes en Cali, en los cuartos de final de la Liga. Lo bueno de todo es que la derrota en Brasil no sentencia nada. Faltan 90 minutos. Esta historia continuará…