Palabra rara para extranjeros pero no para nosotros los colombianos, graduados con honores en el arte de ser productivos y no morir en el intento. Es la forma de conseguir el sustento diario sin dejar de lado la honestidad; personas sin salarios fijos y prestaciones sociales que han decidido conseguir la plata para poder subsistir y tener para el pan de cada día. Aquí el rebusque es más que eso: emprender para vivir.

Colombia tiene, según el DANE, 49 millones de habitantes, de los cuales 12 millones son pobres por la falta de empleo. Actualmente, existe una legión de hombres, mujeres y niños que se encuentran en todas partes y se acomodan a los horarios y hábitos de sus clientes. Los negocios son variados, desde la mujer que cobra por sacar piojos, jóvenes que tienen lavamanos portátiles, hasta señoras que en los pueblos se dedican a llorar muertos ajenos.

Algunos han logrado montar su negocio sobre ruedas, otros tienen un canasto, una caja de icopor, una carretilla para exhibir sus productos. Hay los que venden el famoso ‘arroz de payaso’ (arroz de liza servido en hoja de bijao) con un arrume constante de clientes de todos los estratos, haciendo cola para comerlo allí o llevarlo a casa, pues es un plato exótico y raro de conseguir hoy en los menús caseros; el peto –que lo llevan en un cántaro con una base que tiene carbones que lo mantiene caliente– es un deleite que se resiste a desaparecer.

Los vendedores de gaseosas, agua, coco, empanadas, tinto, pan con café con leche, etcétera, son muestras evidentes de la informalidad a la que están avocados quienes no encuentran un empleo formal. Estos, las madres cabeza de hogar y los menores de edad que con su trabajo contribuyen al sustento de sus familias y hacen parte de los 20.697 “desocupados” según el Dane, es la realidad de un país donde la gente estudia, pero no todos consiguen ‘chamba’. Los que se desempeñan en oficios para los que no se prepararon, tales como enfermeras, arquitectos, administradores, entre otros, por ejemplo, conducen taxis.

El desempleo es uno de los más graves problemas del país, porque genera otros como inseguridad, homicidios, emigración y la creciente tendencia de tener plata sin “esfuerzo”.

En un país desarrollado estas iniciativas fracasarían rápidamente, pues se nutren de la ausencia de infraestructura pública y de las condiciones que crean pobreza. Según el DANE, están aumentando las labores informales, los especialistas académicos sugieren una posible solución al problema: cambio de metodología en universidades. Se debe enseñar para generar emprendedores de negocios y no empleados formales.

No obstante, la actitud frente a los problemas y dificultades que a diario nos acosan, incentivan a echar pa’lante. El deseo de superación, la creatividad y el trabajo honrado de muchos, impulsan el rebusque y no sucumben ante la avalancha de corrupción y escasez de principios que otros muchos exhiben.

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