Los hombres de este país estamos tan mal que somos capaces de mantener una estadística absurda, anormal como sociedad, en lo que se refiere a la violencia contra la mujer: cada tres días es asesinada una mujer en Colombia por razones igual de absurdas. ¿Hombres?, ¿monstruos? Fue lo primero que pensé cuando escuché la estadística en una emisora nacional, que no hubiera querido escuchar porque era 25 de noviembre y sabía lo que se conmemoraba ese día. Precisamente, buscaba en el dial alguna emisora que se refiriera a algo diferente de los discursos conmemorativos del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, porque no quería escuchar los discursos mamones de los paracaidistas de turno que se declaran defensores de la causa y maltratan a su mujer de maneras sutiles.

Se saben de memoria la historia de las hermanas Maribal –Patria, Minerva y María Teresa–, las activistas políticas dominicanas que fueron asesinadas por las fuerzas oscuras del dictador Rafael Leónidas Trujillo, pero no recuerdan el nombre de la vecina, la muchachita aquella buenamoza que el malpechoso del marido le disparó 5 veces delante de los hijos. Puro bla bla blá que no resuelve nada en la práctica para las víctimas y sus familias, solo sirve para conseguir votos o prebendas.

No conozco a fondo qué se ha logrado desde el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Bogotá en 1981 para recordar el asesinato de dichas hermanas y empezar a proponer estrategias en contra de la violencia hacia la mujer, entre otras, escoger un día al año para reclamar la No Violencia Contra la Mujer.

Desconozco las estadísticas que tenga la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1999, cuando designó el 25 de noviembre como fecha para conmemorar –odiosa palabra– el día en que los hombres íbamos a guardar nuestras armas durante 24 horas para no maltratar a nuestras mujeres.

En cualquiera de las dos estadísticas, por prometedoras que parezcan en cualquier país del mundo, en el nuestro se estrellan con una realidad abominable: nuestros hombres asesinan una mujer cada tres días. ¿Qué explicación se le puede dar a este fenómeno sociológico que se vive en los pequeños campos de concentración de muchos hogares colombianos? ¿Cuál es el problema de los cerebros masculinos de este país que no encontramos una solución diferente a acribillar a nuestras mujeres ante el reto que se establece al comprometernos a ser el “compañero sentimental”?

Es un fenómeno multifactorial en el que priman todas las formas de violencia: política, económica, sexual, social, cultural, educacional, religiosa, que empieza por una distorsión de las palabras que usamos para mencionar los hechos: feminicidio, pareja sentimental, violencia intrafamiliar, celotipia, esquizofrenia. Todas son equivocadas, la verdadera palabra es la patología mental de los hombres de este país.

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