Fernando A. García G.R
Este prominente y discreto heredero de una de las más importantes ganaderías del viejo estado soberano del Magdalena, después de una larga y fructífera vida pasó a una mejor. Su empresa familiar centenaria –con tres generaciones a cuestas– se mantiene, cosa que otras familias infortunadamente no han logrado. El magnífico y el pionero, y muy bien conservado, rascacielos barranquillero edificio García (calle del Paraíso 47 con Líbano 45 esquina) –un art déco– ha sido la sede de sus negocios familiares vinculados al sector agropecuario desde que, para el fundador don Ascanio, su padre lo construyera el arquitecto cubano Manuel Carrerá. Su hacienda La Pradera, en Fundación, fue emblema de una ganadería famosa por los premios que obtenía en las ferias de su gremio. En su tiempo, con “bureche” en época de Ana R. de Dávila e hijos, compartieron en el vecino departamento del Magdalena el liderazgo de su sector agropecuario. El Incora –o con algunos funcionarios más bien– lo persiguieron, pero el doctor Fernando (porque era un ganadero tecnificado con formación académica en el exterior) supo defenderse con los mejores abogados, y su muy eficiente y respetable trayectoria de “adecuadamente explotadas sus extensas tierras”. Como banquero tuvo la oportunidad de conocer sus productivos proyectos rurales cuando decidió incursionar en el cultivo de la palma africana. Descansa en paz, Fernando. Un empresario del campo –de mostrar–.
Reconocimiento a Murgas
El exministro de Agricultura, exgerente general de la Caja Agraria y empresario agroindustrial de Oleoflores Carlos R. Murgas Guerrero, fue distinguido por la Cámara de Comercio de Cúcuta por su contribución al desarrollo y a la multiplicación del empleo con asociaciones campesinas de plantadores de palma en la conflictiva zona de Tibú y el Catatumbo –generadoras de ingresos que los alejan de plantaciones no deseadas–. Generosa y valiente actividad empresarial. Me dicen que el médico Juan Consuegra Asmar es otro que se atreve a invertir en esas latitudes fronterizas. Las tierras son muy buenas, pero ¿y la vecindad con el ELN?
Petro bolívares
Me refiero a la nueva moneda a emitir por parte de nuestros amigos –sí hermanos venezolanos–respaldada por sus petroreservas mayores a las de los príncipes de la Casa de Saúd.Desde que desapareció el “patrón oro” las monedas están respaldadas por la confianza pública, por el producto nacional de cada país. Los EEUU tienen la mayor deuda del mundo, pero, además de poseer la imprenta que emite los dólares, hay una enorme confianza en el pago de sus obligaciones. Algo que infortunadamente no tienen los vecinos –hoy técnicamente en ‘default’ y con sus aludidas reservas “empeñadas”–. Conocí en los años 70 una hacienda algodonera antes de Bosconia, Cesar, que pagaba a sus trabajadores y a sus compras menores con vales plastificados que circulaban en El Copey y Bosconia, pero que eran recogidos y pagados cumplidamente el día indicado –sin falta–. Eso era en la práctica una especie de emisión de moneda. La hacienda del señor Restrepo un canoso expresidente de Coral era su respaldo. Tenían crédito; es decir, creían en ellos por eso los vales plastificados eran aceptados, circulaban.